martes, 24 de abril de 2012

Día 13 – Segundo día en Sydney

Después de casi 10 horas de sueño continuo por primera vez en mucho tiempo, ya que ayer estábamos liquidados y nos acostamos muy temprano, amanecimos con mucha energía para aprovechar el segundo y último día en la hermosa ciudad de Sydney. Caminamos una vez más hasta el “circular quay” que es el puerto de la ciudad desde donde parten los ferrys a diversos lugares y compramos nuestra entrada al Toronga Zoo del que tanta expectativa tenía.

El lugar es espectacular. Simplemente debo decir que eso sí es un zoológico, y no los que he visitado en contadas ocasiones en Uruguay que dan lástima por las condiciones en que tienen a los animales. Acá son REYES, viven en espacios amplios, limpios y están siempre acompañados.

Había muchísimos animales para ver, pero nuestro principal objetivo eran los Koalas y el Kanguro, ya que sólo los podríamos ver en este país y muy probablemente sólo en este momento, por ende era hoy o nunca.
El día nos dio una manito, porque fue espectacular, a pesar de que hubo un chaparrón importante al mediodía. Luego de ver a los adorables Koalas que la verdad dan ganas de abrazarlos de lo tiernos que son, hicimos un recorrido donde vimos reptiles, víboras, aves, jirafas y tigres hasta llegar a un pequeño escenario al aire libre donde hacían un show de aves que estuvo muy bueno. Increíble lo que logran con el adiestramiento.

Luego de ahí seguimos nuestro recorrido y nos detuvimos sólo en un segundo show, esta vez con focas, antes de ir a ver a los igualmente adorables y abrazables Canguros. Incluso nos mezclamos con gente de un tour privado y llegamos a tocar un Wallabee! Es como un kanguro pero más chico de tamaño. Era divino!
Después de horas de caminata por el parque, volvimos nuevamente en ferry a la ciudad y aprovechamos lo que nos quedaba del día para recorrer tanto como fuera posible. Estuvimos junto a uno de los pilares del famoso puente de Sydney y vimos el Opera House iluminado. Me encantó este lugar, con tantos lugares donde comer cosas ricas, tantas cafeterías y tiendas.

Me llamó la atención que al mejor estilo británico, acá también la gente se junta en los bares cuando salen del trabajo a tomar uno (o más) vasos de cerveza. Estaba LLENO de dicha gente, desparramados por toda la ciudad.

Volvimos al hostal para poder coordinar con la camioneta que nos pasaría a buscar al día siguiente para ir al aeropuerto, bañarnos y luego salir a comer nuevamente a Mcdonalds, donde la comida siempre tiene un sabor rico y los precios son razonables. Les dejo como dato interesante y curioso, si bien acá no se puede comer NADA por menos de 6 dólares, los conitos helados de Mcdonalds salen $6 pesos uruguayos. Eso significa que cualquier cosa es excusa cuando pasamos por uno de los tantos locales para comprarnos uno (o en el caso de Ro, 2).

Dejamos todo pronto para un nuevo vuelo, un nuevo destino y a la espera del calor y las playas de Indonesia.

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