viernes, 27 de abril de 2012

Día 16 – Bali, Parque acuático Waterbom


Para seguir fieles a la tradición, arrancamos el día tempranito. Fuimos a disfrutar del tremendo desayuno continental ya incluido en la tarifa del hotel, que consiste en café y dos tostadas para mí y para Ro un jugo y tres frutas (una de las cuales no sabemos qué es) cortadas en un plato.

Acto siguiente, tuvimos la grata sorpresa de que nuestra habitación estaba alquilada para la próxima noche, pero conseguimos otra un poco más cara y evitamos tener que movernos del lugar. Nos dividimos nuevamente en dos grupos, ya que las chicas querían hacer un tour para visitar las canteras de arroz y el templo de monos. A nosotros no nos llamaba mucho la atención y decidimos irnos solos al parque de agua Waterbom.

Hicimos el traslado de habitación dentro del complejo, pagamos las dos noches que nos quedan en esta ciudad y partimos en taxi hacia el parque. Nos costó unos U$S 26 a cada uno, pero yo me encargué de descontar cada centavo de dólar de ese precio haciendo uso de todas las instalaciones disponibles, je.
El parque tiene una piscina general, el clásico río lento para echarse como un vago y flotar a la deriva (cosa que obviamente hicimos) y tres sectores con toboganes. Además, plaza de comidas, vestuarios y demás, que no son relevantes.

Los toboganes estaban SUPER DEMAS. Arrancamos por uno medio suavetón en el que nos podíamos tirar juntos como para romper el hielo. De ahí en más, fue una y otra vez, cambiando las posibilidades. Al principio con Ro y después solo, ya que algunos no le parecían del todo atractivos. En particular hay tres que me FASCINARON. Almorzamos chiken teryaki a falta de mejores opciones, que era como una hamburguesa de pollo en un pan enorme. Para acompañar, nuevamente decidí jugármela con la bebida y pedí “Fanta fruitpunch”, que es un sabor tutti fruti o algo así. Era rica, pero no mejor que la schweppes de frambuesa que tomé en Nueva Zelanda. Ro mucho más conservadora, prefirió un jugo multifrutal.

A continuación dormimos una hermosa siesta en un par de reposeras frente a una piscina y después yo culminé la ronda por los toboganes que tenía en la lista de pendientes. El parque estuvo genial, muy divertido y recomendable.

Al salir de ahí hicimos un poco más de caminata con la intención de seguir conociendo. Encontramos el shopping, que es un apelmazamiento de tiendas aunque bastante más organizado que lo que habíamos visto hasta entonces. Seguimos sin encontrar cosas baratas y buenas. Casi de casualidad, derivamos en una playa que habíamos visto el día anterior desde el taxi, para comprobar que no todas las playas de Bali están buenas; esta en particular era bastante poco atractiva.

Terminamos en un centro con muchísimas tiendas de marcas reconocidas mundialmente donde también chusmeamos un poco hasta ceder ante el cansancio y volver hasta el hotel en taxi, peleando el precio con el conductor.

Como si no hubiéramos pasado por suficiente agua el día de hoy, nos reencontramos con las chicas e intercambiamos anécdotas del día en la piscina del hotel que era una placer.

1 comentario:

  1. me parece genial sigan disfrutando a fuull aca hace mucho frioo, jajajja los queremos

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