viernes, 3 de agosto de 2012

Día 113 – Plaka, Akrópolis y el Partenón


Nos levantamos temprano y entusiasmados porque teníamos todo un día por delante con mucho para conocer en la capital griega. En primera instancia nos íbamos a quedar solo dos noches aquí, pero luego como elegimos cambiar el ferry de muchas horas por un corto vuelo de solo treinta minutos. Al hacer eso, tuvimos que agregar una noche más en Atenas y hacer una reserva de un día más en el mismo hostal. Al llegar el día anterior, nos habían dado la habitación ya comentada y nos dijeron que volvieras a la mañana siguiente para presentar la otra reserva. No sabemos por qué, eso era una pavada de parte de ellos pero bueno. Así lo hicimos. Al presentarnos entonces por la mañana en el escritorio, nos atendió otra persona y nos dijo que debíamos cambiar de cuarto. Esta vez nos darían el que habíamos reservado.

Tuvimos que subir las pesadas valijas dos pisos por escalera. Ahora sí nos encontramos con un cuarto muy bonito y con lindos muebles, baño privado y cuatro camas. Por ahora no teníamos compañeros de habitación, así que elegimos las mejores camas, dejamos nuestras cosas y nos fuimos a recorrer.

El hostal está ubicado en un barrio llamado Plaka, un lugar muy lindo y realmente muy cerca de lo más destacado a ver. Caminamos hasta el predio donde se encontraba la Akropolis, la antigua ciudad griega. Gracias al carnet de estudiantes la entrada nos costó la mitad de precio, así que fue como entrar dos por uno. Entre muchas personas hablando en una ensalada de idiomas distintos, caminábamos nosotros dos, solitos, en busca del mítico Partenón.

El predio de la Akrópolis es enorme y al pagar te dan boletos para entrar a varios lugares. Pasamos primero por un antiguo teatro conocido como el teatro de Dionisio, con su típica forma semicurcular de las gradas rodeando el escenario. Desde la entrada al predio se puede apreciar la construcción más importante reposando en la cima de una gran colina. Tuvimos que subir bastante para llegar a la cúspide. Ahí, pechándonos con los chinos, los japoneses, los mexicanos, los franceses y los italianos para poder sacar una buena foto, lo conocimos.



Tal como lo habíamos visto tantas veces en fotos, películas, documentales o lo que fuera, enorme, antiguo y muy venido a menos, estaba ahí, el gran Partenón. Ya sin techo y bastante maltrecho, actualmente está en proceso de reconstrucción parcial. La vista desde la cima es simplemente espectacular, al teatro de Dionisio, a la ciudad de Atenas en sí y millones de casas, a todo el predio de la Akrópolis. Nos quedamos ahí un rato admirando el edificio y tal vez sin ser del todo conscientes que el viaje se nos está yendo y esto que parecía hace poco tan distante ahora es una anécdota más de nuestra magnífica aventura. Le dimos toda la vuelta para conocer sus cuatro caras y luego bajamos para seguir recorriendo.

Continuando el camino se puede visitar un museo, algunos templos y ruinas de la antigua ciudad. Estuvimos varias horas ahí adentro hasta que las piernas agotadas ya no respondían y tuvimos que comenzar la retirada. Salimos del predio y nos dirigimos hasta la zona de la plaza Syntagma, donde está entre otras cosas, el parlamento. Ahí hay muchos restaurantes y tiendas. Nos tomamos un descanso para almorzar y luego volvimos a la caminata.

Ya con un mapa en la mano para estar menos perdidos, fuimos hasta el lugar donde se encuentra el “Hadrian’s Arch”, una puerta enorme y al Templo de Zeus. Paseamos un poco por la zona del hotel mientras volvíamos ya que es muy pero muy bonita y finalmente volvimos a la habitación. Todavía seguíamos siendo los únicos habitantes, pero poco después aparecieron nuestras “roomies”. Dos chicas australianas, macanudas a primera instancia, pero con las que hablamos poco.



Bajamos a la sala común del hostal donde hay mesas al aire libre, internet, televisión, una barra en caso de querer tomar algo y pasan música. Al lado de donde habíamos dormido la primera noche. Un lugar muy ameno para pasar el rato. Por la noche salimos a cenar, pasear y ver la movida nocturna. Al regresar al hotel conversamos un poco con nuestras compañeras de cuarto que nos dijeron que se iban para Italia muy temprano pero que iban a intentar no hacer mucho ruido. Así pusimos fin a nuestro día, movido e interesante.

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