Nos levantamos temprano y
entusiasmados porque teníamos todo un día por delante con mucho para conocer en
la capital griega. En primera instancia nos íbamos a quedar solo dos noches
aquí, pero luego como elegimos cambiar el ferry de muchas horas por un corto
vuelo de solo treinta minutos. Al hacer eso, tuvimos que agregar una noche más
en Atenas y hacer una reserva de un día más en el mismo hostal. Al llegar el
día anterior, nos habían dado la habitación ya comentada y nos dijeron que
volvieras a la mañana siguiente para presentar la otra reserva. No sabemos por
qué, eso era una pavada de parte de ellos pero bueno. Así lo hicimos. Al
presentarnos entonces por la mañana en el escritorio, nos atendió otra persona
y nos dijo que debíamos cambiar de cuarto. Esta vez nos darían el que habíamos
reservado.
Tuvimos que subir las pesadas
valijas dos pisos por escalera. Ahora sí nos encontramos con un cuarto muy
bonito y con lindos muebles, baño privado y cuatro camas. Por ahora no teníamos
compañeros de habitación, así que elegimos las mejores camas, dejamos nuestras
cosas y nos fuimos a recorrer.
El hostal está ubicado en un
barrio llamado Plaka, un lugar muy lindo y realmente muy cerca de lo más destacado
a ver. Caminamos hasta el predio donde se encontraba la Akropolis, la antigua
ciudad griega. Gracias al carnet de estudiantes la entrada nos costó la mitad
de precio, así que fue como entrar dos por uno. Entre muchas personas hablando
en una ensalada de idiomas distintos, caminábamos nosotros dos, solitos, en
busca del mítico Partenón.
El predio de la Akrópolis es
enorme y al pagar te dan boletos para entrar a varios lugares. Pasamos primero
por un antiguo teatro conocido como el teatro de Dionisio, con su típica forma
semicurcular de las gradas rodeando el escenario. Desde la entrada al predio se
puede apreciar la construcción más importante reposando en la cima de una gran
colina. Tuvimos que subir bastante para llegar a la cúspide. Ahí, pechándonos
con los chinos, los japoneses, los mexicanos, los franceses y los italianos
para poder sacar una buena foto, lo conocimos.
Tal como lo habíamos visto tantas
veces en fotos, películas, documentales o lo que fuera, enorme, antiguo y muy
venido a menos, estaba ahí, el gran Partenón. Ya sin techo y bastante
maltrecho, actualmente está en proceso de reconstrucción parcial. La vista
desde la cima es simplemente espectacular, al teatro de Dionisio, a la ciudad
de Atenas en sí y millones de casas, a todo el predio de la Akrópolis. Nos
quedamos ahí un rato admirando el edificio y tal vez sin ser del todo
conscientes que el viaje se nos está yendo y esto que parecía hace poco tan
distante ahora es una anécdota más de nuestra magnífica aventura. Le dimos toda
la vuelta para conocer sus cuatro caras y luego bajamos para seguir
recorriendo.
Continuando el camino se puede
visitar un museo, algunos templos y ruinas de la antigua ciudad. Estuvimos
varias horas ahí adentro hasta que las piernas agotadas ya no respondían y
tuvimos que comenzar la retirada. Salimos del predio y nos dirigimos hasta la
zona de la plaza Syntagma, donde está entre otras cosas, el parlamento. Ahí hay
muchos restaurantes y tiendas. Nos tomamos un descanso para almorzar y luego
volvimos a la caminata.
Ya con un mapa en la mano para
estar menos perdidos, fuimos hasta el lugar donde se encuentra el “Hadrian’s
Arch”, una puerta enorme y al Templo de Zeus. Paseamos un poco por la zona del
hotel mientras volvíamos ya que es muy pero muy bonita y finalmente volvimos a
la habitación. Todavía seguíamos siendo los únicos habitantes, pero poco
después aparecieron nuestras “roomies”. Dos chicas australianas, macanudas a
primera instancia, pero con las que hablamos poco.
Bajamos a la sala común del hostal
donde hay mesas al aire libre, internet, televisión, una barra en caso de
querer tomar algo y pasan música. Al lado de donde habíamos dormido la primera
noche. Un lugar muy ameno para pasar el rato. Por la noche salimos a cenar,
pasear y ver la movida nocturna. Al regresar al hotel conversamos un poco con
nuestras compañeras de cuarto que nos dijeron que se iban para Italia muy
temprano pero que iban a intentar no hacer mucho ruido. Así pusimos fin a
nuestro día, movido e interesante.
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