Para cuando nosotros nos
levantamos, nuestras compañeras ya hacía rato se habían marchado. Ordenamos un
poco y dejamos nuestro aposento para ir en busca de un rico desayuno. Hay
muchas panaderías en la vuelta y terminamos en una de ellas comiendo bizcochos
con chocolatada. ¡Qué placer! Después de eso, repasamos una vez más el mapa
para ver qué nos quedaba por conocer.
Básicamente habíamos cubierto
todos los sitios fundamentales. Solamente restaba el Estadio donde se
celebraron los primeros juegos olímpicos en Atenas, del cual habíamos estado
muy cerca pero sin llegar a verlo.
Comenzamos caminando por las
varias calles peatonales de la ciudad en donde hay montones de comercios. Todo
esto forma uno de los típicos mercados que vimos en tantos otros países en
donde venden básicamente ropa y recuerdos para los turistas. Dedicamos un par
de horas a caminar por todas esas calles. Todo estaba bastante caro para
nuestro poder adquisitivo.
Al mediodía volvimos hasta la zona
de la plaza para almorzar. Desde ahí además sale un pequeño tren rojo de varios
vagones que hace un recorrido por las principales atracciones de la ciudad, se
puede sacar fotos y bajarse en un par de sitios. Nuevamente con el carnet de
estudiantes nos ahorramos parte del costo y como nos permitía dar una vuelta
sin tener que sufrir tanto el calor como nos pasaba caminando, lo tomamos. El
paseo completo duró una hora pero no vimos nada nuevo que ya no conociéramos.
Solamente el Estadio que estaba en la lista de pendientes pero ahí no se podía
bajar. Lo dejamos para luego de terminado el recorrido.
Al volver a la plaza tomamos una
ruta nueva hasta llegar al Estadio. Se podía entrar hasta las gradas,
obviamente que pagando, pero desde afuera igual se tiene una vista bastante
general. No está en su estado original, sino que claramente tuvo un
mantenimiento importante, supongo que para las últimas olimpíadas que se
hicieron en esta ciudad. Desde ahí volvimos al hotel.
Al llegar a la habitación no había
nadie, pero poco después apareció un nuevo compañero. Proveniente desde
Arizona, Estados Unidos, esta vez sí conversamos bastante. Muy simpático el
muchacho, un compañero agradable. Intercambiamos anécdotas un rato hasta que
con Ro nos fuimos a cenar y él se quedó para bañarse y descargar sus fotos. Al
volver a la habitación llegó detrás nuestro la cuarta integrante, con quien
apenas hablamos los justo y necesario porque cada uno estaba haciendo sus cosas
y nosotros sobre todo, aprontando todo para nuestra partida al día siguiente.
Por la mañana siguiente, tomaríamos el último vuelo antes de volver a casa para
visitar la ciudad olímpica, Londres.
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