Dado que uno de los objetivos
planteados para nuestra estadía en Grecia era descansar, decidimos destinar
esta segunda jornada a la holgazanería. Nos despertamos sin el ruido del
despertador, a media mañana. No pretendíamos hacer nada en particular, nada más
quedarnos cómodos en la habitación, desayunar tranquilos y recién cerca del
mediodía dejamos nuestro aposento. En verdad no hicimos más que trasladar
nuestra pereza hasta un una playa.
El día anterior habíamos recorrido
toda la isla de sur a norte y para cambiar, esta vez queríamos quedarnos en una
sola playa, tirarnos en unas cómodas reposeras a la sombra, tomar sol, bañarnos
en el agua cristalina, o sea…hacer nada. Ninguna de las que ya habíamos visto
nos había convencido demasiado, así que elegimos una totalmente nueva llamada
Perivolos y que aparece como destacada en el mapa. Está muy cerca de la zona de
Perissa, lo que no era casualidad; nuestra intención era volver a la panadería
de las tartas ricasas donde habíamos almorzado el día anterior. Al llegar
estacioné el cuatriciclo a la sombra y caminamos hasta la playa. Había un
montón de reposeras libres y por siete euros nos daban dos sillas con toalla,
sombrilla y una mesita para dejar las cosas. La alternativa era derretirse al
sol, así que pagamos y nos instalamos en primera fila con vista directa al
agua. Esto es vida.
Ro se quedó para no perder el
lugar mientras yo fui hasta la panadería a buscar nuestro almuerzo. Repetimos
el menú del día anterior pero esta vez en la playa. Luego nos acomodamos y ahí
nos quedamos, conversando y simplemente disfrutando. La playa de Perivolos es
de arena negra también y el agua estaba bastante fría. Igual no estaba mal para
sacarse el calor que hacía afuera.
A media tarde, varias horas
después, volvimos al hotel para bañarnos, dejar las cosas e irnos a Fira, la
zona más hermosa de la isla por su vista espectacular para ver el atardecer.
Santorini es muy conocida por la vista sensacional en la puesta del sol. Ahora
que lo vimos damos fe de que es así. Ya nos había encantado Fira, pero luego de
ver el atardecer y recorrer las calles de adoquines rodeadas de comercios por
la noche, nos gustó todavía más.
Cenamos ahí y por la noche volvimos al hotel
para descansar y aprontar las cosas para el día siguiente ya que deberíamos
dejar la isla y volar rumbo a nuestro último destino en Grecia, la capital,
Atenas.
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