domingo, 12 de agosto de 2012

Día 123 – Bruselas y Brujas


Con intenciones de aprovechar el día y evitar el caos del tráfico, nos levantamos súper temprano para ganarles de mano a todos. El camping estaba en total silencio, casi todos aún dormían. Guardamos la carpa y todas las demás cosas y partimos hacia el centro de Bruselas.

Nuestra primera parada fue el “Atomium”, un monumento muy conocido de la ciudad y una de las principales atracciones turísticas. Su nombre supongo que se debe a que simula la forma de un átomo pero diez mil millones de veces más grande. Es algo impresionante.



Cuando llegamos había solo tres personas y las calles estaban casi desiertas. ¡ERA UN PLACER! Sacamos algunas fotos e hicimos un recorrido por la zona. Luego fuimos hasta el centro con el auto buscando un lugar para desayunar. Nuestro principal problema hasta ahora en Europa han sido los estacionamientos. Esto es porque las normas para estacionar no son claras para los turistas, o al menos para nosotros, y no sabemos si se puede aparcar en cualquier lado o si hay que pagar. Dejábamos el auto con el corazón en la boca por si hacíamos algo mal y nos multaban o se llevaban el auto. Decidimos parar igual.

Encontramos una panadería muy bonita en donde tomamos un café con bizcochos. Todo delicioso. Luego recorrimos un poco caminando que es la forma más cómoda y rápida. Visitamos una fuente con una estatua muy famosa que consiste en un pequeño niño orinando. No es la gran cosa, ni siquiera es muy grande, pero como es famosa había que verla, je. También encontramos varias chocolaterías, cervecerías y casas de waffles, los tres fuertes principales del país. Compramos algunos chocolates artesanales y seguimos camino.
Visitamos algunas atracciones turísticas más como la Gran Plaza pero ya a media mañana se empezó a llenar de gente y autos y preferimos irnos. Dimos por concluida la visita a Bruselas y partimos hacia Brujas. Esta vez el viaje era mucho menor, solo ciento y pocos kilómetros de distancia aunque nuevamente mucho tráfico, atascos y un par de desvíos.

Llegamos una hora más tarde lo previsto por todos estos incidentes, pero todavía era muy temprano. Aprovechamos y fuimos directo al centro de la ciudad donde estacionamos el auto y recorrimos toda el área a pie.

Brujas es bastante más pequeña que Bruselas pero con una arquitectura mucho más característica. Sus casas son casi todas iguales, de dos plantas, angostas y pegadas unas a las otras. Hay montones de iglesias con construcciones espectaculares y varios riachuelos que rodean y atraviesan la ciudad dando un aspecto muy bonito. Aquí sí compré una cerveza en una tienda que tenía montones de tipos diferentes y todos parecían muy buenos. Terminé eligiéndola por la etiqueta que me gustó más, solo con el fin de probar una cerveza belga.



A media tarde dimos por terminada la visita a una ciudad que nos encantó, sobre todo a Ro, y nos fuimos en busca de un camping para pasar la noche. Encontramos uno muy cerca en donde había lugar, ¡woohoo! Pagamos pero antes de instalarnos fuimos hasta un supermercado para abastecernos. Luego sí instalamos la carpa y aprontamos todo para descansar. Al día siguiente tendríamos un viaje bastante largo otra vez hasta un nuevo país, un nuevo destino: la ciudad de Ámsterdam en Holanda.

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