jueves, 31 de mayo de 2012

Día 50 – Llegada a Phuket


Comenzaron las vacaciones, pero para ello, tuvimos un día muuuuy largo.

El despertador sonó tempranito, a eso de las 6.00 am. Primero nos tomamos nuestro tiempo para disfrutar de un muy rico y completo desayuno en uno de los hoteles que más nos gustó. Después hicimos el check-out y partimos con algunos de los compañeros en lo que sería el primer vuelo rumbo a Bangkok, Tailandia.

Tras trámites, espera y posterior vuelo, llegamos a Bangkok cerca del mediodía. Aprovechamos para almorzar en un Mcdonalds que no veíamos uno desde Hong Kong y realmente lo extrañábamos para descubrir que acá existe la hamburguesa con queso triple y la doble Big Mac para los más gordos o angurrientos, je. Nos partimos la boca y lo disfrutamos mucho.

Dejamos parte de nuestro equipaje y la agencia se encargaba de llevarlo al hotel donde después nos alojaremos en Bangkok, así estamos más livianos de carga. El resto lo despachamos y tuvimos más tiempo muerto y espera hasta lo que fue el segundo vuelo del día, esta vez hasta Phuket.

Una hora y poco más de vuelo para llegar a destino. Una vez más sin problemas (por suerte) aterrizamos, levantamos nuestras cosas y cambiamos de vehículo para tomar un ómnibus que nos llevaría hasta el hotel.

Finalmente, tras cerca de una hora o un poco más de viaje en bus, llegamos al nuevo hotel donde permaneceremos las próximas tres noches. El lugar es muy grande y bastante lujoso, con dos piscinas y cerquita de la playa. A todo esto ya era de noche, por lo que no pudimos hacer mucha cosa más; buscamos algo para cenar, bañarnos y descansar.

Destino 11 - Tailandia


Tailandia es un destino muy particular en esta segunda etapa del grupo de viaje, ya que se conoce como las vacaciones. Esto es porque aquí quienes estén interesados, tienen la opción de hacer unos días actividades libres, cambiando de destino o armando el itinerario a su interés particular. El resto (como nosotros) puede seguir con el grupo teniendo un itinerario básico armado.

Las vacaciones en total consisten en nueve días, los cuales repartiremos entre dos lugares muy conocidos como son Phuket y Phi-Phi, destinos muy playeros. Las intenciones aquí ya no son ver templos, pagodas y monumentos históricos, sino que descansar, hacer playa y algún tour divertido que surja.

A partir de este destino además, el grupo ya se divide en dos porque ingresa muchísima gente. Nosotros que somos del grupo B, viajaremos con dos días de diferencia con respecto a otros compañeros y permaneceremos dos días más en Tailandia.

Para comenzar a descubrir este nuevo destino, estaremos primero tres noches en Phuket para luego trasladarnos a la isla de Phi-Phi y quedarnos unos seis días. Finalizado ese período, volveremos a Bangkok para reunir de nuevo al grupo y conocer un poco antes de seguir viaje en un nuevo país.


Día 49 – Templo de Angkor Wat


Camboya tiene en total cerca de 1.300 templos desparramados por todo el país, y 300 de ellos se encuentran en la zona de Siem Reap. Cada templo es una tumba o monumento a algún Rey o familiar, Ministro, noble o algún otro que se codeara con la realeza.

El templo de Angkor Wat es el templo más grande de Camboya y del Mundo, siendo incluso uno de los monumentos finalistas en la selección de las siete maravillas modernas. Se destaca por su tamaño, su historia y el detalle con el que fue construido. La imagen que lo destaca es la de cinco torres que se alzan al cielo, siendo la central el punto más alto de la ciudad.

Recorrimos toda la zona del templo que si divide en tres niveles. Para llegar al más alto hay que subir por una escalera MUY empinada, pero que permite tener una vista panorámica muy buena de todo el predio. Una vez más nos tocó un día de calor abrumador, y volvimos al hotel chorreando agua tras la visita.

Por la tarde Ro durmió una siestita mientras yo aproveché un rato de la piscina. Luego dimos una vuelta por el centro de la ciudad y el mercado, donde compramos algunas remeras por U$S 2 (que deben ser descartables) y poco más. A las 7 pm teníamos la cena despedida con un baile típico del país.

Volvimos al hotel para salir por la noche a recorrer un poco más de la ciudad y el mercado nocturno. Conocimos también el vehículo típico del lugar llamado “tuk-tuk” que significa “barato-barato” y consiste en una moto que lleva un carrito atrás en lo que sería una especie de taxi. Nos contaba el guía que originalmente el tuk-tuk funcionaba con una bici pero tuvieron que cambiar por algo con más potencia y menos esfuerzo cuando empezaron a venir los turistas europeos que son más gordos y les implicaba hacer demasiada fuerza.

Otra cosa interesante es que aquí hay muchísimas casas de masajes sobre las calles para los interesados y una variación llamado “Dr. Fish” que es una pequeña piscina con un borde ancho para sentarse y llena de peces; uno se sienta en el borde y mete los pies en la piscina para que los amigos del mar se encarguen de comerse la piel muerta que a uno le sobra. Divino, ¿no?

De vuelta en el hotel, preparamos las valijas y ordenamos el despelote del cuarto para partir al día siguiente a un nuevo destino. 

Día 47 y 48 – Siem Reap y Templos varios


Dado que el vuelo hacia Camboya salía ya avanzada la tarde, no fue un día muy productivo. Nos levantamos a eso de las 8.30 am, que para nosotros es tarde, desayunamos y volvimos a la habitación para armar las valijas y ordenar el desorden.

Al mediodía hicimos el check out y poco después tomamos el avión. Nos recibió un hermoso y enorme hotel con gente muy amable y cálida. Con el poco tiempo que nos quedaba, apenas pudimos ir hasta la habitación a chusmear las comodidades que nos tocaron esta vez y luego bajamos a cenar al restaurante del hotel. Tras una rica cena buffet, salimos a recorrer un poco los alrededores del hotel.

Vaya sorpresa fue encontrar que en frente, solamente cruzando la calle, teníamos un tremendo supermercado y…una discoteca. Esa noche decidimos poner a prueba la noche camboyana. No estuvo nada mal.

El lugar estaba muy bueno, con muchas luces y rayos láser. La entrada costaba sólo U$S 3 por persona e incluía una consumición que era una cerveza marca San Miguel de gusta HORRIBLE. Igual la tomamos, je. La música era algo así como electrónica camboyana…sin palabras. Un par de veces pasaron algún tema internacional conocido; ¡menos mal!

Al día siguiente volvimos a las madrugadas, disfrutamos de un desayuno espectacular con medialunas y comenzamos el tour por la ciudad. El itinerario marcaba la visita a muchos templos. Según sus nombres, Ta Prohm, Bayon, Baphuon y Pimeanakhas.

No podríamos distinguir bien cuál es cuál en la fotos de acuerdo a sus nombres, pero como relevante podemos decir que el más lindo fue uno conocido como templo de los árboles. Su nombre proviene de que fue encontrado abandonado hace algunos años y dado que está en una zona con bastante vegetación, empezaron a crecer árboles entre sus paredes o por encima de ellas, los cuales hoy en días son gigantes. Además, se puede ver sus raíces enormes bajando por los muros.

Para la gente más cholula, les cuento que ahí se filmaron varias escenas de una de las películas de Tomb Raider con Angelina Jolie, je.

En cuanto a Camboya como país y su historia, poco pude retener del entrevero que nos hizo el guía. A destacar, este pequeño territorio con forma geográfica de conejo (ellos mismos lo dicen y es verdad) tiene cerca de 14 millones de habitantes y era antiguamente parte del territorio conocido como Indochina, formado por Tailandia, Camboya, Laos y Vietnam.

Hace relativamente poco que es un país independiente y libre de guerras, ya que durante muchos años estuvo invadido por Vietnam. Siem Reap no es la capital pero sí el principal destino turístico, concentrando cerca del 80% de los turistas, que no son nada menos que 3 millones por año.
Son uno de los principales exportadores de arroz a nivel mundial, al igual que todos los países de esta región, por lo que es la base de su comida. Les gusta mucho el fútbol, que es el tercer deporte nacional después del kickboxing y las bochas, aunque no son muy buenos. El guía de nosotros conocía bien a la selección charrúa, a Suarez y a Forlan, nuestros grandes artilleros.

Algo bastante gracioso que refleja las diferentes condiciones en las que vivimos, es referente al clima. La temperatura en estos días es de 38 grados, más o menos, llegando a un máximo para ellos de 41. El registro más bajo de temperatura en el año ronda los 20 grados celcius, que es en sus palabras “muy frío”. Según nos contaba el guía, en esos días se encierran dentro de sus casas y se abrigan bien. No tienen NI IDEA de lo que es el frío verdadero, je.

No les gusta el sol. En todos estos países de Asia que hemos recorrido, observamos que a las personas no les gusta el sol. Incluso nos han contado que el concepto de belleza que tienen es el de gente con tez bien blanca, por lo que las mujeres andan por la calle con la cara tapada, manga larga y a veces hasta guantes. Tan es así que en sus períodos de vacaciones, si bien algunos van a lugares con playas para descansar, van poquito a la playa en sí; el resto del tiempo prefieren estar adentro de la habitación con el aire acondicionado.
La visita terminó al mediodía, así que volvimos al hotel. Compramos pan, jamón y queso en el supermercado y cocinamos nosotros el almuerzo. Sí, nos matamos. Después de eso tocó siesta para reponerse del cansancio de la salida nocturna y por la noche tuvimos otra cena con el grupo.

Para rematar, la gente más fiestera organizó una fiesta en el hotel por la noche, para no cortar la racha. Yo no fui porque no estaba muy bien del estómago pero Ro sí hizo acto de presencia al menos por un rato.

domingo, 27 de mayo de 2012

Destino 10 - Camboya


Camboya es un país no muy grande al oeste de Vietnam y al este de Tailandia, en el que permaneceremos tres noches. Conoceremos la ciudad de Siem Reap, ubicada al noroeste, el cual será nuestro último destino antes de separar el grupo en dos. La capital de todos modos es Nom Pen, lugar al que en esta oportunidad no iremos.

A priori no conocemos nada de su historia, religión o entorno socio-económico en sí, pero estamos más que dispuestos a seguir aprendiendo. Nuestro itinerario cubre la visita a varios templos y edificios históricos que recorreremos en dos jornadas completas. Entre ellos, el templo de Ta Prohm, Angkor Wat que es uno de los monumentos religiosos más importantes del mundo, y las terrazas del Rey Leproso y la de los elefantes.


Día 46 – Mausoleo y casa de Ho Chi Minh, Templo de la literatura, Lago Hoan Kiem y paseo en “Cyclo”


La jornada del cuadragésimo sexto día sólo tenía actividades planificadas para la mañana, pero así y todo fue bastante cansadora.

Como primera parada en el itinerario, visitamos el mausoleo de Ho Chi Minh, héroe nacional en Vietnam, quien dirigió a la población en busca de la independencia. Con una frase muy similar a “libertad o muerte” tan conocida por los uruguayos, fue él quien dijo en un discurso muy famoso que los vietnamitas estaban dispuestos a derramar hasta la última gota de sangre con tal de conseguir su libertad e independencia.

El mausoleo fue construido por los rusos, aunque actualmente lo mantiene Vietnam. Es un gran edificio con mucha seguridad, ya que es muy importante para ellos, y dentro reposa el cuerpo de Ho Chi Minh embalsamado en un ataúd abierto. Hicimos el recorrido por el circuito que te permite verlo a unos metros de distancia, conservado tal como si estuviera durmiendo.

Después visitamos lo que fue su casa, muy sencilla y construida de acuerdo a la arquitectura que usaban ellos para las casas en las montañas; de madera liviana y sobre varios postes elevada del suelo para defenderse de los animales salvajes. Él quiso una casa sencilla y no la casa presidencia utilizada hasta entonces, la cual era enorme y su uso no tenía sentido. No tuvo descendencia y nunca se casó, porque prefirió dedicar toda su vida a su patria amada.

Al salir de ese lugar nos llevaron hasta el templo de literatura. Es un predio bastante grande con cinco edificaciones donde antaño se tomaban exámenes que otorgaban el título de doctor en literatura. En uno de ellos se rendían los exámenes, en otro daban los resultados, en otro los diplomas, en otro dictaban cursos y el último creo que era para los profesores. Además, hay pilares de piedra donde tallaban los nombres de quienes obtenían las calificaciones más altas, dejando sus nombres inmortalizados en el templo. Aquí pudimos ver símbolos del vietnamita antiguo, lenguaje que era muy similar al chino y posteriormente fue modificado por los franceses cuando colonizaron el país.

Una vez concluido el recorrido por dicho lugar, hicimos un paseo en un vehículo típico de aquí llamado “cyclo” que es una bicicleta con un asiento grande agarrado a la parte anterior al manillar donde se sienta una persona y el conductor lo pasea. Cada uno de nosotros subió a uno (se podrán imaginar que era una cola larguísima de cyclos circulando por la calle) e hicimos un tour por la ciudad de unos 40 minutos. Muy disfrutable y recomendable.
Finalmente, nos llevaron al Lago Hoan Kiem, donde hay un puente rojo muy turístico que conduce a otro templo que homenajea a otras personas. Lo más interesante (para mí) de este lugar fue la leyenda que cuenta que tras terminar y ganar una de las tantas guerras que han peleado los vietnamitas, un Rey se paseó por el lago donde una tortuga gigante le sacó su espada, con la que había luchado siempre. El Rey mandó buscar su espada por todo el lago y nunca pudieron encontrarla, tal como si hubiera desaparecido mágicamente. Dice entonces la leyenda que esa espada había sido enviada por los dioses para que la utilizaran en la guerra y ayudarlos, y una vez concluida la misma la tortuga la capturó para devolverla. Las tortugas son uno de los cuatro animales sagrados aquí, junto con el ave fénix, el león y el dragón.

Tras todo esto, recién era el mediodía. Almorzamos unos espaguetis con salsa carbonara que estaban buenasos y volvimos al hotel. Teníamos el resto de la tarde libre y ya habíamos recorrido el mercado y la mayoría de las atracciones principales, por lo que preferimos descansar y reponer energías.

Por la noche tuvimos una cena buffet de despedida en un restaurante local, donde había algo así como 150 platos diferentes. Obviamente, la mayoría eran cosas incomibles, pero dentro de ese amplio rango de opciones, junté coraje y haciendo fuerza por todos aquellos que lo pidieron, probé un gusano. Sí, así como leyeron, un gusanito frito. No estaba rico pero tampoco era un asco. Era raro de consistencia, pero supongo que será por los órganos que tendrá dentro. También había carne cruda y caracoles, pero no quise entrar en ese terreno.

Volvimos al hotel una vez más, preparamos las valijas, y nos acostamos para viajar al día siguiente rumbo a un nuevo país, Camboya. Terminamos así nuestra estadía en un país al que nunca pensé que iba a conocer y que la verdad me gustó mucho. Tal vez no tiene grandes atracciones, pero conocimos gente muy simpática y sin lugar a dudas, una historia impresionante. 

Día 45 – Vuelta a Hanoi



Me levanté a las 5:25 am (Ro siguió durmiendo como un tronco) con la ilusión de ver la salida del sol desde el barco, ya que nos habían dicho que es una vista espectacular. Sin embargo, los excesivos cumulus nimbus me arruinaron los planes y no me dejaron ver más que un cielo gris y cubierto. Volví a acostarme y dormí una hora y pico más antes de volverme a levantar para desayunar.

Siguiendo el itinerario establecido, desayunamos café con “jugo de naranja” y un bizcocho y partimos para ver una laguna natural que se forma entre una de las rocas a la cual se accede en una barcaza a remo por una entrada bastante chica.

La barcaza se movía de lo lindo y era impulsada por un vietnamita parado en la parte de atrás con dos remos largos. Así pasamos por la entrada entre las piedras y llegamos a la laguna con una vista muy bonita aunque a mi gusta, no tan buena como la bahía completa en sí. Para nuestra sorpresa, pocos minutos después, justo cuando estábamos en el punto más lejano del tour, se largó a llover…MUCHO.

Bajo la abundante agua el pobre remero hizo lo que pudo para llevarnos tan rápido como era posible bajo techo, pero puco impedir que termináramos ENSOPADOS. Desde el pelo hasta la punta de los pies, incluso con la campera de lluvia y todo, fue como haberse tirado al mar. Lo más lindo, es que no teníamos más ropa que la puesta y la usada el día anterior. Llegamos de nuevo al barco para secarnos y volver a vestirnos con lo que estuviera mejor de lo que teníamos, o lo que es lo mismo, más ropa no tan mojada o con aroma a no tan limpio, je.

A media mañana nos sirvieron un “brunch” con comidas varias en las que Ro al fin pudo comer algo, y nos llevaron en lancha hasta el puerto. Ooootra vez nos agarró el agua, justo cuando estábamos llegando. Corrimos hasta el ómnibus para acomodarnos y prepararnos para las cuatro horas de viaje que nos separaban nuevamente de Hoian.

Llegamos a eso de las 3:00 pm al mismo hotel en que ya nos habíamos quedado antes de ir a Halong, y al rato nos juntamos en una barra de varias personas para salir a recorrer la ciudad. Conocimos el mercado y revolvimos algunas tiendas pero no compramos nada. Nada interesante, mala calidad, feo olor y ningún precio tentador.

Camino al hotel encontramos un restaurante muy prometedor que aunque era más caro, estábamos dispuestos a pagar para que Ro tuviera al menos una comida normal. Disfrutamos de una pizza riquísima en una mesa rodeada por unas niñas vietnamitas de seis o siete años MUY molestas que gritaban, se empujaban y corrían por todo el lugar. Acá también hay padres que ven a sus niños joder y no les dicen nada. ¡Qué lindo! De ahí al hotel para un poco de lectura y al menos seis horas de sueño.

sábado, 26 de mayo de 2012

Día 44 – Barco en Halong


Arrancamos una vez más tempranito y sufrimos un nuevo viaje en ómnibus de casi cuatro horas para llegar hasta Halong. Esta ciudad se caracteriza por tener una bahía espectacular donde se pueden ver formaciones rocosas espectaculares que constituyen una de las siete maravillas naturales del mundo.

Sólo una parte del grupo viajó hasta Halong en esta oportunidad, ya que el resto lo haría después. Además, el grupo que sí viajó se volvió a dividir en dos, quedando nosotros en el más chico y con solamente algunos de nuestros amigos. En este hermoso lugar pasaríamos una noche en barco, haciendo un par de tours y recorriendo el lugar.

El nombre de “Ha Long” significa en vietnamita el dragón aterrizado o el dragón descendido, ya que según cuenta la leyenda, cuando Vietnam fue invadido por los chinos hace muchísimos años, ellos pidieron ayuda al cielo quien mandó a los dragones para auxiliarlos en la batalla y construyeron una muralla de piedras que frenó el avance de los chinos. Después de eso, los dragones no quisieron volver al cielo y se quedaron en la bahía, por lo que se la nombró así.

La bahía en sí, constituye un regalo para los ojos. La vista es tan hermosa e impresionante, que la considero una de las mejores cosas que he visto en este viaje por el mundo hasta ahora, junto con los paisajes de Nueva Zelanda. El barco en donde nos alojamos es muy bonito, y nos alojamos en un camarote decorado con madera, muy acogedor.

Al llegar nos sirvieron un almuerzo típico vietnamita, basado en pescado y mariscos. Pobre Ro, no comió nada, y yo probé todo y lo terminé disfrutando bastante dentro de lo posible. Después pasamos a unos barquitos más chiquitos en los que nos llevaron hasta una de las tantas grutas que hay en la bahía. Nuevamente nos encontramos con un lugar IMPRESIONANTE que consiste en cavernas que se formaron hace miles de años por la erosión del agua y actualmente son uno de los principales puntos turísticos del país. El lugar en sí fue nombrado patrimonio de la humanidad y es un lugar que hay que conocer. Llevamos muchísimas fotos, pero no creo que así y todo se logre apreciar en su totalidad la belleza del lugar.

Más tarde visitamos una playa que se forma en otra de las montañas de la bahía donde subimos al mirador tras ascender por una escalera de 424 escalones (contados por mí) con una vista panorámica espectacular y nos bañamos en el agua, que no era muy linda pero sí refrescante.

Por la noche tuvimos una demostración por parte del chef del barco sobre cómo utilizan tubérculos para hacer flores decorativas que adornan las mesas (cosa que nos asombró a sobremanera) y luego la cena, otra vez en base de pescado y mariscos. El resultado fue idéntico al del almuerzo, salvo porque Ro pudo comer al menos arroz frito.

Para rematar un gran día, nuestro guía para esta ciudad, que no nos había tocado hasta ahora, cuyo nombre es Viet, nos contó muchas anécdotas de su vida. Resulta que Viet, con sus 62 años, estuvo, vivió y sufrió la guerra contra los americanos, en la que no sólo tuvo que luchar con 16 años cuando estaba en el liceo durante un breve tiempo, sino que además le quitó a su hermano mayor, piloto aéreo.
Con lágrimas en los ojos nos mostró como a veces los años no borrar los recuerdos o las heridas de algunas cosas, y aunque afirma que ellos no tienen rencor con los americanos, mostraba señales de que la guerra le traía recuerdos muy perturbadores.

Por suerte para él, poco después de comenzada consiguió una beca para estudiar en Cuba y se fue en tren hasta Moscú y en barco desde allí hasta La Habana donde seis años después se recibió de Ingeniero Agrónomo y volvió a su país natal. Ese viaje en barco en sí fue una locura, ya que pasaron diez de los quince días del trayecto en tormentas impresionantes, por lo que nos contaba que vivían vomitando; algunos de sus amigos hasta preferían morirse antes de seguir así en un viaje que pareció interminable.

Años después, accedió a viajar a Mozambique como enviado del gobierno, sólo por la oportunidad de salir del país y viajar, cosa que en Vietnam hasta entonces no se podía porque aún no se había abierto al mundo exterior. Allí estuvo dos años, soportando amenazas de secuestros a los técnicos por parte de la resistencia local y ganando sólo 100 dólares por mes, dejando además a su hijo de 5 meses en Vietnam con su esposa y enviándoles dinero siempre que podía.

Tras volver se convirtió en profesor de la Universidad donde trabajó hasta que se jubiló a los 55 años de edad y se convirtió en guía después. Increíble escuchar historias de vida así, tan impresionantes, contadas directamente por la persona que las vivió. UN PLACER.

Tras todo eso, retornamos al camarote para descansar y disfrutar de lo que es hasta ahora, nuestra única noche en barco (moderadamente lujoso) en la vida.

Día 43 – Hanoi


Por primera vez desde que empezamos el grupo, pudimos levantarnos considerablemente tarde y desayunar tranquilos antes de partir hacia el aeropuerto. Esto fue porque el grupo viajó en vuelos diferentes, yéndose unos primero a eso de las 3 am y el resto (nosotros) a las 11 y algo de la mañana.
Como resultado de todo esto, estaremos varios días separados de ahora en más, ya que ellos aprovecharon la mañana al llegar más temprano y tuvieron paseos que nosotros haremos más adelante.

Tras aterrizar en el aeropuerto de Hanoi, capital de Vietnam, nos trasladaron en ómnibus hasta un lugar céntrico donde teníamos sólo 30 minutos para almorzar. Considerando que no nos gusta cualquier cosa y que éramos un montón, era muy poco tiempo.

Cumplimos como pudimos comiendo muy rápido una hamburguesa de pollo bastante fea en un KFC (Kentucky fried chicken) que aparentemente tiene mucho éxito en Asia porque se ven por todos lados. Luego fuimos a nuestra segunda visita académica en la universidad de comercio exterior de Hanoi donde nos dieron una charla muy interesante sobre la economía vietnamita y para algunos aspectos, comparada con la uruguaya.

Bastante avanzada la tarde, llegamos al nuevo hotel donde nos alojaríamos en Hanoi. Era un lugar muy lindo y bien ubicado, aunque sólo estaríamos esa noche porque al día siguiente viajaríamos nuevamente. Dejamos las cosas en la habitación, prácticamente hicimos reconocimiento del lugar porque estuvimos unos minutos, y nos fuimos caminando en busca de un supermercado donde comprar galletitas y bebidas. Encontramos uno bastante completo en donde vimos por primera vez y después de tantos días, productos Arcor. Así es, vimos galletitas “azucaradas” y “hogareñas”. Compré y disfruté de algo con gusto a Uruguay. ¡Qué rico!

Para seguir de racha, nos detuvimos en un café/restaurante que encontramos en la vuelta y tomé un rico capuchino como hacía tiempo no lo hacía y comimos un rico sándwich caliente de queso.  Después de eso sí tuvimos que volver al hotel para armar una vez más la valija que se quedaría ahí y un bolso para llevarnos al día siguiente a la bahía de Halong.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Días 41 y 42 – Hué y Hoi An


Como se podrán imaginar, fue una noche de escasas horas de sueño. Para peor, la ciudad de Hué está a tres horas de viaje en ómnibus, que aunque suena como una buena oportunidad para dormir, no es NADA cómodo. Igual hicimos lo que pudimos.

Esta ciudad es importante porque era donde vivía la familia real en la época de las dinastías vietnamitas. Constituía la capital del país antes de que se convirtiera en colonia francesa. Por esto, tiene varias construcciones antiguas de la época real, a pesar de que varias de ellas fueron destruidas por los bombardeos americanos en la guerra.

Primero visitamos el mausoleo, donde se encuentra la tumba del último rey de Vietnam. El lugar fue construido por él mismo, cerca de diez años antes de fallecer.  Es un gran predio con parques y jardines, donde se encuentra él junto a su familia. Manteniendo el criterio que vimos en China, todos estos edificios están decorados por mucha simbología representando poder, el cielo, flores o animales considerados sagrados como el dragón, el elefante y la tortuga.

Al mediodía fuimos a “disfrutar” de un almuerzo típico vietnamita. En un restaurante muy lindo al que nos llevaron, nos sirvieron cerca de 7 platos para compartir que consistían en: sopa de fideos con camarón y verduras, camarones fritos, churrasquitos de cerdo con salsa agridulce, fideos flotando en un tuco de carne (picante), arroz blanco pasado y apelmazado y de postre sandía.

Para bajar la comida, realizamos un paseo en barco por un río conocido como el río perfumado, cuyo nombre proviene de que los aldeanos que viven en sus orillas suelen hacer inciensos para vender, lo que le da un perfume (que nosotros nunca sentimos) a la zona del río. Además, por dicho río solía pasear el Rey cuando necesitaba relajarse, por lo que podemos decir que hicimos un paseo real.

Llegamos a una nueva colina donde había otro templo con su respectiva pagoda, con su conjunto propio de historias. Ahí vivió un monje muy famoso que enseñaba el budismo a los niños pequeños hace muchísimos años y se suicidó cuando le prohibieron seguir practicando y propagando esa religión.

Finalmente visitamos la ciudad imperial que era el lugar donde vivían los reyes. El lugar es de por sí muy lindo, aunque gran parte de los edificios fueron destruidos en la guerra. Todo era construido de acuerdo a protocolos muy estrictos, con puertas exclusivas para el Rey, otras para el ejército y otras para el resto de los civiles. Hay edificios para recibir a las visitas, para alojar a las concubinas (que en el caso del último Rey eran aproximadamente cien) y para alojar a la familia.

El parque era un lugar muy bonito que nos encantó, pero tuvimos que cortar la visita porque nos interrumpió una lluvia abundante que nos ensopó. Desde ahí volvimos finalmente al ómnibus para volver a hacer tres horas de viaje hasta el hotel y descansar.

Nuestro último día en Hoi An estaba libre de actividades por lo que nos dedicamos a descansar, disfrutar de la piscina y el calorcito. Volvimos al restaurante de nuestros amigos donde nos reciben de brazos abiertos y comimos con bebida y postre por 90 pesos cada uno. ¡UN REGALO!

Recargamos las pilas, acumulamos horas de sueño, ya que estamos MUY por debajo del promedio, y nos preparamos para un nuevo viaje al día siguiente.

Días 39 y 40 – Llegada a Hoi An, Montaña de mármol y playa


No sé si debería llamar a Hoi An ciudad, pueblo o villa. Este pequeño destino donde permaneceremos cuatro noches es muy conocido porque hay muchas casas de sastrería donde un 99% de las mujeres del grupo y un 40% de los hombres se mandan  hacer vestidos y trajes correspondientemente a medida. Todo esto a relativo bajo precio y de un día para el otro.

El avión aterrizó sin problemas en la ciudad de Danang, para luego ser trasladados en ómnibus hasta Hoi An, donde el grupo se dividió en dos hoteles diferentes de similares características. Como ya era cerca del mediodía cuando terminamos de ubicarnos en nuestra nueva habitación de tamaño disparatado pero no tan moderna como otras, decidimos salir a recorrer el lugar y buscar algo para comer.

Encontramos así un restaurante chiquito pero muy pintoresco con el que nos terminamos encariñando gracias al buen trato y atención brindada por los dueños y comí ¡ñoquis! Grata sorpresa la mía al ver otra pasta en el menú que no fuera espagueti, así que decidí jugármela. Todos los demás me dejaron ser el conejillo de indias y comieron pizza o papas fritas a la espera de ver cómo me caía a mí la comida. ¿No son un amor?

Por la tarde recorrimos el “centro” y el “shopping” o “mercado” de la ciudad que consiste en un par de tiendas estilo feria, una pegada a la otra. No encontramos nada que fuera atractivo o merecedor de ser comprado; reitero, la gracia del lugar son las sastrerías, cosa que no nos interesaba. Todo es muy humilde y sencillo, pero me llamó la atención la cantidad de turistas que vimos; escuchamos alguna que otra voz en francés y algún chileno por ahí. Incluso llegamos hasta el puente japonés, destacado en el mapa turístico, que pasa sobre un río RE sucio y con muy feo olor. Actuó como repelente para que nos fuéramos rápido a probar la gran piscina del hotel. ¡DIVINA!

Al día siguiente, tras el desayuno más flojo hasta ahora, nos llevaron en ómnibus hasta la montaña de mármol. Se llama así porque es una gran cantera de dicho material, pero además funciona como templo budista con altares y estatuas enormes talladas en piedra. El lugar estaba bueno, aunque los ascensos por las escaleras en la montaña eran crueles ya de por sí, sin mencionar el calor AGOBIANTE que nos hostigaba. Creo que en relación, es mucho más lo que ingerimos líquidos que comida en estos países.
Al pie de la montaña nos encontramos con unas vietnamitas comerciantes que nos decían “Uruguay, i love Uruguay. Great football. Come see my marble shop”, alagando nuestro fútbol e invitándonos a sus tiendas de mármol. Ante nuestra negativa nos contestaron “I don´t like Uruguay any more”, ya no nos gusta Uruguay, je. ¡Son unas fantasmas!

A media mañana fuimos a una playa llamada “China Beach” cercana a la ciudad. Era muy espaciosa, con una gran costa, arena clara y fina y agua calentita y transparente, pero no nos asombró mucho. Es que después de filipinas tenemos expectativas muy altas y ya cualquier playa que antes sería paradisíaca, ahora es una playucha más.

Tuvimos que alquilar sillas de playa bajo unas sombrillas porque el sol quemante y ardiente era inaguantable. No queríamos repetir el episodio achicharrador de filipinas que nos costó casi toda la espalda y parte de los brazos. Por suerte en esta oportunidad zafamos.

Al mediodía volvimos al hotel para que comiéramos algo. Volvimos al restaurante del centro que se llama “Lu´ong Gia Pub”, donde ahora sí TODOS, tras ver que sobreviví al menú del día anterior, comieron ñoquis. Yo para no repetir tomé nuevamente el riesgo con una hamburguesa de carne que estaba súper picante y por ende nada rica.

En la tarde continuaba el tour, esta vez a pié por la ciudad. De todos modos, dado que con Ro ya habíamos recorrido todo por nuestra cuenta el día anterior y no había nada muy interesante, preferimos quedarnos en el hotel. Disfrutamos un poco más de la piscina y dormimos una hermosa siesta. Por la noche nos volvimos a reunir con el resto que poco se emocionó con el tour, pero estaban emocionados con los vestidos y/o trajes que se habían encargado.

Ahí nos enteramos que algunos del grupo que se auto nominaron para la comisión eventos estaban armando una fiesta en uno de los salones de nuestro hotel. Nos sumamos entonces a las casi 70 personas de los 120 que somos ahora, y bailamos al ritmo de las cumbianchas uruguayas y tomamos cerveza “tiger”. Estuvo muy divertido, aunque la jodita no se podía extender demasiado porque al día siguiente nos teníamos que levantar a las 5.30 am para irnos a la ciudad de Hué. 

domingo, 20 de mayo de 2012

Día 38 – Túneles de Cu Chi, Museo de la guerra, cena en barco


IMPACTANTE. Esta es la palabra más adecuada que puedo encontrar para describir un día como el de hoy. Uno de los mejores días del viaje hasta ahora por el fuerte contenido o quizás la relevancia de las cosas vistas. Esta vez no fue por ver paisajes increíbles o bañarse en playas paradisíacas, sino que nos tocó ver la cruda realidad de la historia de un país con cicatrices espeluznantes.

Vietnam es un país con un territorio alargado de norte a sur, casi en forma de “S”, llegando a tener en la parte más angosta del medio unos 50 kms de este a oeste. Ho Chi Minh, ciudad que visitamos primero era conocida antes como Saigon, ciudad que era la capital del país cuando era colonia francesa. Hoy en día es la ciudad principal teniendo un total de 10 millones de habitantes y siendo el eje comercial e industrial del país. La población total ronda los 87 millones en todo el territorio. Es el segundo país exportador de arroz del mundo.

Dado que son muchos habitantes y es un país pobre, la natalidad está controlada como en China, sólo que aquí el máximo es de 2 hijos por pareja. El 70% de la población vive del campo, teniendo un ingreso promedio nacional de U$S 4.000 al año. La religión es muy variada ya que no hay una establecida como oficial. Predomina el budismo con casi 8 millones de creyentes y después el catolicismo con 6 millones, pero la gran mayoría son ateos, quienes veneran a sus antepasados colocando fotos en las casas.

Al igual que en la ciudad de Bali, Indonesia, algo que asombre es la gran cantidad de motos circulando por la calle. El tránsito es totalmente desorganizado, aplicándose la ley del más fuerte. Todos se tiran de todos lados y el que llega primero al cruce tiene preferencia. Para cruzar la calle, hay que hacerlo corriendo y esquivando vehículos que vienen de todos lados. ¡UN ASCO!

Para que tengan una idea, en la ciudad de Ho Chi Minh circulan 3 millones de motos y solo 1 millón de autos. Los automóviles son caros porque el gobierno no quiere que la gente los compre para evitar congestionamientos en el tráfico.

Retomando el itinerario, comenzamos esta jornada con la visita a la ciudad de Cu Chi, más precisamente a la zona donde se pueden ver parte de los túneles utilizados por los guerrilleros vietnamitas en la guerra de Vietnam contra Estados Unidos. Además se puede recorrer parte de la zona de batalla y vimos un video explicativo.

Ya esto fue algo verdaderamente increíble. Las condiciones en las que tuvieron que vivir los aldeanos de este lugar para sobrevivir las masacres de los estadounidenses y la inteligencia que tuvieron los vietnamitas para resistir una batalla en la que eran ampliamente superados en números y armamentos son asombrosas.

Repasando brevemente la historia, Vietnam era una colonia francesa. Cuando lograron vencer a dicho país europeo en una batalla logrando su retirada y buscando la independencia, dado que se perfilaba para formarse un país independiente socialista, EEUU se metió a “ayudar”. El país fue dividido en dos, Vietnam del norte (socialista) y Vietnam del sur (Pro sistema americano) gobernado con la ayuda de EEUU.

Cuando el pueblo del sur se resistió a las ideas y políticas que EEUU quiso implementar para erradicar la tiranía del país, comenzó una guerra entre el norte y los guerrilleros del sur, ayudados por otros países socialistas. Fue una masacre total, siendo una guerra con muchísimos muertos, heridos y desaparecidos para ambos lados. Vietnam fue destruida en gran parte, pero nosotros conocimos únicamente la historia de la región de Cu Chi.

Dado que era imposible superar a los soldados americanos en número, los vietnamitas inventaron un sistema de túneles que comunicaba todos los pueblos de la región en forma subterránea, teniendo tres niveles de profundidad: 3, 6 y 10 metros. Con una extensión de 250 kilómetros en total, esos túneles tenías cocinas, refugios y salas donde se reunían y llegaron a vivir hasta 10.000 personas, escondidos de los bombardeos y los asesinatos sin piedad de los soldados estadounidenses.

Verlo, caminar por los túneles, escuchar la historia contada por ellos mismos, fue realmente algo que me movió todo por dentro. ¡SALADO! Más tarde en el día visitamos el museo de la guerra donde se muestran fotos de los asesinatos, gente siendo torturada, los métodos y aparatos de tortura americanos, los lugares, pueblos y casas destrozadas…por eso digo que fue un día impactante. Cuando terminé de ver y escuchar le pregunté al guía si hoy en día no tienen rencor con EEUU y me dijo que en general no; ellos quieren mirar el futuro y no el pasado, crecer y salir adelante como país. Los admiro profundamente porque no sé si yo sería capaz de lograra algo así en una situación similar.
Aparte de todo esto, recorrimos los principales edificios de la ciudad como el ayuntamiento y la catefral de Notre Dam, construida por los franceses en la época de la colonia con una idea similar a la ubicada en parís. La ciudad en sí es bonita aunque muy humilde. Recién están empezando a crecer como país y se ve mucha pobreza en la calle, hay comercios donde venden artesanías o ropa de imitación como en la feria, carritos de comida (con un olor insoportable), alquiler de motos o paseos.

Para terminar el día, tuvimos una cena típica vietnamita en un barco que nos paseó por el puerto donde nos sirvieron camarones, arrolladitos primavera, arrollado de carne (ASQUEROSO) y…algo que cuando vi probé casi me largo a llorar de la emoción: ¡milanesas de pollo! Hicieron un par de shows en vivo y todo acompañado con música, muy bonito todo. De ahí a dormir al hotel y preparar las valijas para un nuevo vuelo rumbo a Ha noi.

viernes, 18 de mayo de 2012

Día 37 – Ho Chi Minh, Vietnam


Llegamos a tierras vietnamitas cerca del mediodía. Una vez más cambiamos de guías, quienes nos recibieron en las puertas del aeropuerto y organizaron nuestra salida hasta el hotel. Una vez ahí nos entregaron la llave de una habitación más modesta y sin vista, pero igualmente muy cómoda.

Teníamos el día libre porque se sigue agregando gente al grupo que llegaba hoy en vuelos desde otros lugares, así que decidimos tomarnos un día light. Además, Ro está con tos hace días y yo me desperté con dolor de garganta producto de los diversos aires acondicionados en cada lugar que visitamos.

Buscamos comida en los alrededores del hotel, y terminamos en un restaurante chiquito pero muy prolijo y prometedor. Con miedo de qué pedir, porque cuando no es picante tiene feo gusto, o fea textura, o es agridulce o se come crudo, tomaron nuestra orden. Nada muy jugado, pizza para Ro y pasta para mí. He comido más tallarines en este mes y poco de viaje que en toda mi vida junta. Por suerte todo estaba muy rico, y lo mejor, comida y bebida DE AMBOS por 150 pesos uruguayos más o menos.

Ya estamos oficialmente en zona de riesgo de malaria, así que tenemos que embadurnarnos en repelente. ¡Es un embole!, pero es un mal necesario. Una de cal y otra de arena; el guía nos advirtió que tuviéramos cuidado en la calle porque hay muchos robos, peeero lo bueno es que todo es muy barato. A modo de ejemplo, las latitas de refresco salen 7 pesos uruguayos y el agua embotellada 3,5.

El resto de la tarde la pasamos en el hotel, cuidando nuestra salud. Para rematar la jornada conseguimos pan, queso, lomito y mayonesa (cosas básicas que por estos lares parece que no son tan básicas porque no se consiguen siempre) y tuvimos una cena más típica uruguaya. Al menos para nuestras costumbres.

Destino 9 – Vietnam


Llegamos a nuestro tercer destino con el grupo, noveno del total, y arrancan los países más “raros” por decir de alguna manera. Nuestros próximos destinos serán esos que difícilmente hubiéramos elegido de no ser por esta oportunidad. Comenzamos por Vietnam.

Visitaremos cuatro ciudades, Ho Chi Minh, Hoi An, Hanoi y Halong. Un poco de museos de la guerra, un poco de paseo por la ciudad, algo de playa y el resto tiempo libre, de modo que sea una estadía bien completa. Todo esto nos llevará nueve días en los que conoceremos un país pobre y peligroso, pero con una muy interesante historia.


Día 36 – Cena en el crucero por la bahía de Hong Kong


Sabiendo que Hong Kong es un buen punto para hacer compras electrónicas y teniendo como referencia las experiencias de muchos de los compañeros que aprovecharon para llevarse nuevas cámaras de fotos, computadoras u otros, salimos a recorrer en busca de un capricho que me estaba comiendo la cabeza: el iPad.

Ya había investigado bastante al respecto, porque tenía miedo que nos vendieran chicha por limonada. Nuestro guía nos recomendó una tienda cerca de la bahía donde supuestamente nos iban a hacer precio. Si bien caminamos hasta allá, que son una cuantas cuadras, el resultado fue decepcionante. Solamente sirvió para generar más dudas de las ya existentes. Volvimos al hotel rato después, luego de preguntar en cuanta tienda encontramos en el camino. En todas parecía que había algo que no nos estaban diciendo, así que regresamos con las manos vacías. Cabizbajo, repleto de dudas y sospechas, y para peor cansado, pero siempre con todo el apoyo de Ro en esto, ella se quedó a descansar en la habitación y me dijo “andate y no vuelvas si no es con el coso”, y así fue.

Fui directo hasta la calle de electrónica hasta que la vi. Ahí estaba, bonita como siempre, redondita e incompleta, la manzanita de Apple. ¡Encontré el Apple Store de Hong Kong! Entré y minutos después salí con una caja en mis manos y una sonrisa de oreja a oreja en la cara. Corriendo hasta el hotel a mostrarle a Ro.

Después cambiamos roles y esta vez yo me quede en la habitación para bañarme y aprontarme, y ella se fue en busca de algunas pilchas. En modo análogo, volvió al ratito con un short que tanto había buscado y una remerita. Terminamos los aprontes y bajamos a la recepción, porque era noche de cena en crucero.
Bien bonitos y arreglados para la ocasión, subimos a bordo del crucero iluminado en una noche espectacular de calor y cielo despejado. Nos repartimos entre las mesas para nuestro grupo, y subimos a la cubierta para ver desde ahí una vez más el show de luces que se hace todas las noches. Luego volvimos para disfrutar de una gran cena que terminó siendo ni tan disfrutable ni tan grande.

Una vez más defraudados por los chefs asiáticos, volví a recordar los chivitos uruguayos, la comida casera y aquello que era comer algo bien delicioso hasta quedar repleto y no poder moverse de la silla. Igualmente la pasamos bien y nada podía empañar el día que había sido de por sí un éxito rotundo.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Día 35 – Bolsa de valores, puerto de Aberdeen, Bahía de Repulse y Mercado de Stanley


Aún teniendo la habitación más pequeña hasta ahora, el desayuno de este hotel fue el mejor de todos.  Ahora que somos gente de hoteles de alta gama, empezamos el día con café con leche, jugo de naranja, huevos revueltos, tostadas, medialunas, fruta y cereales. No comemos todo eso cada uno, sino que entre los dos. Igualmente hemos mejorado mucho y creo que el desayuno pasó a ser nuestra comida principal del día.

Con un día cargado de actividades, partimos hacia la Bolsa de Valores de Hong Kong. Ahí tuvimos una charla sobre cómo ha evolucionado desde su inicio hasta hoy en día convirtiéndose en una de las principales bolsas del mundo. Nos mostraron el lugar y algunas máquinas que utilizan para hacer seguimiento de los movimientos del mercado bursátil. Bastante interesante.

Volvimos al hotel para almorzar, y asqueados de hamburguesas buscamos una alternativa más saludable. Compramos unos sándwiches y refrescos en una tienda “7 eleven” de las que abunda por toda la zona asiática. Encontramos un lavadero frente al hotel donde dejamos un montón de libras de ropa y escaparnos al menos por esta vez del tedioso lavado a mano en la pileta del baño.

Comenzamos visitando un lugar llamado Pico de Victoria al cuál se accede en un teleférico MUY empinado, a unos 400 metros de altura por sobre el nivel del mar. E lugar tiene una vista ESPECTACULAR de la bahía que realmente nos encantó. Sirvió para confirmar lo mucho que nos gustó Hong Kong.

Continuamos la excursión de la tarde, por el puerto de Aberdeen. Es un lugar muy bonito y pintoresco donde viven muchísimos pescadores. Hacía unos cuantos años eran más de 7000 barcos los que se encontraban en la zona y de los cuales muchas familias dependían para vivir. Actualmente quedan aproximadamente 3000, ya que se fueron renovando las generaciones y las más actuales prefieren, sin mencionar que tienen más posibilidades, hacer  cualquier otra cosa para ganarse la vida.

Paseamos en unos barquitos llamados Sampan, símbolo del lugar. Incluso nos contó el guía que hay quienes dicen que una persona no puede decir que ha estado en Hong Kong si no anduvo en un Sampan. La conductora nos paseó entonces por entre los barcos/casas de montones de familias de pescadores. Muy lindo lugar.

Después de eso recorrimos la Bahía de Repulse donde hay una playa muy bonita de aguas tranquilas y terminamos en el mercado Stanley cuyo nombre no tiene nada que ver con los productos de marca con el mismo nombre. Acá otra vez más vimos tiendas estilo feria pero con precios más razonables y donde no se regatea.

Volvimos por la noche al hotel, otra vez fascinados con el aspecto que tiene la ciudad cuando se pone el sol. De ahí a buscar la ropa limpia al lavadero, comer lo mejor posible y tomar la segunda dosis de la pastilla para la malaria, intentando que pegue lo menos posible.

Día 34 – Hong Kong


En un vuelo muy prolijo por parte del piloto, en el que comimos Dim Sum Chino (comida no muy rica que no puedo describir en qué consiste porque no lo pudimos descifrar) llegamos al mediodía al aeropuerto de Hong Kong. Nuestros nuevos guías nos estaban esperando y nos llevaron hasta el hotel de esta oportunidad, el CityView. El dormitorio es bastante más pequeño que los que habíamos tenido hasta ahora, pero está muy bien ubicado.

Si bien Hong Kong no es un país independiente, lo parece. Fue colonia inglesa hasta el año 1997, siendo después cedido a China. La población es un 95% proveniente de chinos, aunque aún viven cerca de 30.000 ingleses en algunos barrios muy ricos. De todos modos, la moneda no es la misma que china, el idioma es una variación del chino, el cantonés en lugar del mandarín, y los estilos de vida son muy diferentes. Hong Kong está totalmente abierto al mundo exterior, mostrándose con un capitalismo puro. Volvimos al facebook y al blog, páginas, entre otras, prohibidas en China.

Dejamos las cosas en la habitación y en seguida salimos a recorrer la ciudad. Hong Kong se compone de varias islas, pero las zonas principales son Kowloon, la isla de Hong Kong, isla Lantau y una zona conocida como los nuevos territorios. El hotel está en Kowloon, cerquita de tres calles paralelas conocidas por sus tiendas, una para electrodomésticos y equipos de tecnología en general, otra para ropa de damas y otra para indumentaria deportiva.

Almorzamos en un lugar nuevo que no conocíamos llamado McDonald´s. Muy Rico. Después le caímos con todo a esas tres calles. No compramos nada para variar, y si bien hay muchas cosas interesantes, nada tan barato ni la misma diversidad que encontramos en el mercado de la seda en China. Hicimos averiguaciones en una oficina postal para enviar una caja a Uruguay. Compramos una caja donde podemos mandar hasta 20 kgs y tardará en llegar aproximadamente dos meses. Hay regalos y cosas nuestras, así que esperemos que llegue todo en óptimas condiciones por el bien de todos los interesados.

Llegada la noche, tomamos el ómnibus de dos pisos para ir hasta la bahía a ver un show con láser que hacen muy similar al que habíamos visto en Singapur. La ciudad por la noche es IMPRESIONANTE. Tan es así que le otorgamos la medalla de bronce a este increíble lugar. Con muchísimo movimiento nocturno, los edificios están todos iluminados con carteles electrónicos enormes de todos los colores.

La bahía está REPLETA de edificios y rascacielos. El clima era espectacular como para pasear, por lo que volvimos caminando hasta el hotel. Cenamos en otra sucursal de ese restaurante que habíamos conocido al mediodía, que ya nos está cansando. Llegamos hasta el mercado nocturno que es en otra parte de la ciudad, pero con el mismo estilo.

Para redondear un día largo y con mucha actividad, volvimos al hotel a la medianoche para descansar tanto como fuera posible.

Destino 8: Hong Kong


El segundo destino de esta segunda etapa, octavo destino en general es Hong Kong. En total permaneceremos en dicho lugar unos cuatro días en los que tenemos bastante tiempo libre como para recorrer por nuestra cuenta recordando los viejos tiempos.

Como elemento destacado, haremos nuestra primera visita académica con el grupo a la bolsa de valores de esta ciudad. Además podremos disfrutar de la cena en crucero por la bahía, donde le daremos una oportunidad a alguna comida local que espero no tenga daños colaterales.

Hong Kong posee otro mercado atractivo para la compra de baratijas o no, al igual que China. Tiene una mejor reputación para la adquisición de aparatos electrodomésticos, aunque no se pueden comprar en cualquier lado. Es un buen lugar para mandar encomiendas, así que posiblemente hagamos despacho de buena parte de nuestro equipaje.


Día 33 – Templo del Buda de jade


Para nuestro último día de paseo por China, teníamos programada la visita al templo del buda de jade. Temprano por la mañana conocimos el lugar, donde vimos varias estatuas de buda. Así me enteré que la imagen de Buda no es sólo la más conocida de un gordito con una toga caída sentado, sino que hay muchas. Buda significa mayor nivel de consciencia, por lo que cualquiera que lograra algo así, podría serlo.

El templo no es el equivalente a una iglesia para los católicos, ya que los budistas no tienen que ir periódicamente como los cristianos a misa. Los practicantes del budismo acuden a los templos cuando necesitan pedir ayuda, rezan o hacen sus plegarias y después vuelven cuando el mismo se les concede a demostrar su gratitud.

Más tarde en la mañana visitamos el museo de la seda, donde nos explicaron y mostraron todo el proceso de elaboración de productos de seda. Desde la evolución del gusano de seda hasta la formación del capullo y posterior extracción del hilo de seda. Dado que el gusano construye su capullo con un solo hilo de seda continuo, ellos lo matan antes de que se convierta en mariposa para obtener dicha fibra. Con muchísimos de ellos hacen capas enormes de seda que luego se convierten en acolchados, camisas, pañuelos y muchos otros artículos. Esta visita estuvo muy buena e igualmente informativa.

Finalmente, como teníamos la tarde libre para nosotros, yo quería aprovechar la última oportunidad de ir a un zoológico a ver a los osos panda. De todos modos, me tuve que quedar con las ganas porque está bastante alejado de la ciudad y los guías me dijeron que igualmente era difícil verlos porque a veces se esconden en sus cuevas y no salen.

Nos ofrecieron como alternativa llevarnos hasta un nuevo mercado de tiendas para hacer más compras. Ro quería buscar alguna que otra cosita por lo que accedimos. La gracia estaba en que después teníamos que volvernos solos desde allí hasta el hotel. A priori no es tan fácil cuando la gente por la calle no habla inglés y todos los carteles están en chino. De todas maneras, nuestra guía nos sugirió tomar el metro que nos dejaba cerca del hotel, y haciendo combinación de dos líneas podríamos volver en forma rápida y segura.

Ro y yo quedamos solos en el mercado porque el resto del grupo se dividió de acuerdo a lo que preferían hacer de la tarde. Recorrimos el lugar que era mucho más pequeño que el mercado de la seda, pero igualmente compramos algunas cositas. Una vez más disfrutamos de un tremendo almuerzo compuesto por una banana y leche chocolatada para mí, y un paquetito con cuatro panes y una coca para Ro.

Desde ahí empezamos la aventura del metro para regresar al hotel. No tuvimos problemas gracias a lo que habíamos averiguado de antemano y la experiencia del metro que habíamos tenido en Singapur. Nadando en un mar de chinos nos hicimos paso hasta finalmente salir a la plaza cerca del hotel que reconocimos al instante. Armamos una vez más las valijas, cenamos OTRA VEZ en McDonalds y a descansar para un nuevo despertar a las 4 am y posterior partida a Hong Kong, nuestro octavo destino.

Día 32 – Jardín Yuyuan, Rambla de Malicón y crucero por el río


El vuelo a Shanghai tuvo la particularidad de ser nuestro treceavo viaje en avión en un mes, je. Fue un vuelo sin problemas en el que intentamos dormir al menos algo para compensar las pocas horas de sueño que habíamos tenido la noche anterior. Una vez más salimos a las cinco de la mañana.

La ciudad de Shanghai nos recibió con un día nublado, lluvioso e incluso un poco frío. Tras hacer los trámites en el aeropuerto y dejar las valijas en unas camionetas para que las llevaran al hotel, fuimos a un restaurante llamado “Rep Spot”, tal como estaba programado en el itinerario. Nos sirvieron un plato de ensalada como entrada, luego una sopa muy rica cuyos elementos componentes desconozco, y finalmente puerco frito en algo muy similar a una milanesa sobre una base de arroz y bañado en salsa. Estaba RIQUÍSIMO, tanto que hasta Ro se comió todo. Sin lugar a dudas, la mejor comida que hemos tenido desde que entramos en territorio chino, cosa que nos hacía falta.

Con la panza llena y aún bajo la lluvia, nos trasladaron hasta el Jardín de Yuyuan. Es un lugar muy similar al jardín japonés de Montevideo, sólo que bastante más grande y con casitas típicas del estilo chino, con los techos levantados en las puntas y decoradas con dragones y leones.

Acto seguido, visitamos la rambla de la ciudad, también conocida como el Malecón. Bordeando uno de los principales ríos de la ciudad y con una extensión de tres kilómetros, el Malecón es un lugar muy lindo para caminar y es muy visitado por los turistas tanto internacionales como locales. De todos modos, el tiempo no nos ayudó nada. Desde ahí se puede apreciar cantidades de edificios enormes y con formas variadas. Sacamos algunas fotos y recorrimos lo que pudimos con el clima espantoso que tuvimos.

Para rematar la jornada, por la noche hicimos un paseo en barco por el mismo río, desde donde se puede apreciar todos los edificios que veíamos por la tarde pero iluminados. Fue lo mejor del día ya que la vista era espectacular por la cantidad de colores que utilizan para decorarlos, intentando destacarse en el montón.
Llegamos a un nuevo hotel enorme donde nos asignaron otra preciosa habitación con una camota de dos plazas, un baño a todo lujo y muchas comodidades de las cuales no aprovechamos ni el uno por ciento porque no tenemos casi tiempo libre. Muertos pero contentos, buscamos un McDonalds que nos salvara en la cena, lavamos a mano algo de ropa y caímos rendidos en las suaves y cómodas sábanas blancas.

Día 31 – Museo de los guerreros y Caballos de Terra-Cota


Una vez más fue el teléfono el que rompió el silencio para despertarnos a las seis de la mañana. Tras un nuevo desayuno bufet con jugo de naranja, café con leche, tostadas, fruta y alguna cosita más, partimos a la actividad del día que era la visita al Museo de Terra-Cota. Tuvimos que viajar un rato ya que está lejos de nuestro hotel, pero valía la pena ya que era para conocer un lugar considerado la octava maravilla del mundo.



El nombre de Terra-cota significa tierra cocida. Este lugar que hoy en día constituye un museo muy popular en la ciudad de Xi´An en China, no es nada más ni nada menos que una tumba perteneciente al primer emperador de la China unificada, Qin Sh Huang.

Resulta que dicho personaje, quien se autoproclamó emperador tras conquistar todos los reinos que componían lo que hoy es China y formar un solo reino, creía, al igual que todos los chinos, que uno reencarnaba siete veces. Esto, combinado con otra tradición de esta zona como es el feng-shui, derivó en que el emperador quiso prepararse una gran tumba en un predio cercano a las cincuenta hectáreas, ubicado estratégicamente entre una montaña y un lago. Este detalle no menor, unía la tierra con el cielo (según el feng-shui) por lo que era un gran lugar para dejar el cuerpo que pasaría a la siguiente vida.

La tumba estaba acompañada de un ejercito de soldados, caballos y dos carrozas, que también pasarían con él como su defensa personal una vez que muriera. De todos modos, no iban a enterrar gente viva para cumplir con su deseo. En su lugar, utilizó la fuerza y el sudor de cerca de 700.000 personas, muchos de ellos reos o ex convictos, quienes construyeron túneles subterráneos y un ejército hecho de barro y arcilla, representando a una selección de los mejores soldados del país.

Cada uno de dichos combatientes estaba hecho en imitación a un soldado real, por lo que no había dos iguales. Los moldeaban con barro y arcilla, los secaban en hornos enormes a fuego y los equipaban con armas de bronce. El trabajo total del cementerio llevó cerca de 38 años; incluso fue terminado después de que el emperador murió.

Aproximadamente 2000 años después, un grupo de campesinos inició una perforación en un campo buscando agua subterránea y encontraron restos de dichos soldados de barro. Tras cinco años se abrió el museo al público y hasta el día de hoy se siguen realizando excavaciones y encontrando nuevas cosas.
El predio en total tiene tres fosas más la tumba del emperador y su familia. Los soldados sin embargo, tuvieron que ser reconstruidos ya que poco después de la muerte del emperador, un grupo de rebeldes encontraron el cementerio, rompieron y robaron todo lo que encontraron a causa del odio que le tenían.

El lugar es realmente impresionante. La fosa uno que es la más grande, es un predio enorme donde se puede apreciar claramente los túneles subterráneos y los soldados de terra-cota tal como habían sido diseñados y colocados. Las armas fueron robadas por lo que solo se tiene suposiciones de cómo eran y cuántas había. Actualmente hay cerca de 2000 soldados, pero se presume que luego de las siguientes excavaciones, se podrá tener cerca de 6000.

Visitamos también una pequeña fábrica que hay cerca del cementerio, donde algunos artesanos fabrican soldados tal como los de aquella época, y luego son vendidos a los millones de turistas que recibe el lugar como recuerdo. Hay algunos de tamaño real y otros que no son más que adornos de mesa. Es impresionante el detalle con que se realizan los trabajos, igual que los originales.

La visita llevó gran parte del día, por lo que una vez terminada volvimos al hotel ya que teníamos el resto de la tarde libre. Dado que no habíamos almorzado aunque era ya media tarde, salimos en busca de algo de comida al menos pasable; no la encontramos.

Recorrimos los alrededores del hotel y lo mejor que pudimos conseguir es un paquete de galletas oreo, unas pringles de queso y una sprite. Luego de esa ingesta digna de reyes o emperadores, volvimos a la habitación. Poco rato después sí disfrutamos de una buena cena en el hotel y aprontamos las valijas para un nuevo viaje, esta vez hacia la ciudad de Shanghai, último destino en China.

Día 30 – Xi´An, Pagoda de la Oca Salvaje y Muralla de la ciudad


El vuelo a Xi´An tiene la particularidad, por ahora al menos, de ser el vuelo con más turbulencias que hemos tenido desde que arrancamos este viaje por el mundo. Perdí la cuenta de la cantidad de veces que el piloto encendió la luz de los cinturones y dijeron por los parlantes que estábamos teniendo algunas turbulencias y debíamos permanecer sentados. No fue una experiencia muy feliz que digamos, pero lo importante es que llegamos bien a Xi´An.

Nos recibieron los tres nuevos guías para esta ciudad; nosotros viajamos con el responsable de la agencia que nos acompaña en toda esta etapa, y quien había sido nuestra guía en Beijing, Nieve. Desde ese momento entonces, nos unimos al grupo de Yang, nuestra nueva tutora para nuestro nuevo destino.

De acuerdo al itinerario, tendríamos un día sencillo con la tarde libre. Vale destacar que habíamos dormido cuatro horas la noche anterior. De todos modos, y aunque era una día horrible, nublado y con algo de lluvia, dado que todavía no podíamos hacer el check-in en el hotel, hicimos un par de actividades que estaban previstas para el día siguiente. Visitamos la Pagoda de la Oca Salvaje y la Muralla de la ciudad.

Primero almorzamos algo liviano una vez más en un restaurante internacional, porque la comida china es imposible, y luego visitamos la Pagoda. Ésta es una torre de siete pisos construida durante la dinastía Tang y era utilizada como biblioteca de escritos budistas que trajo el monje Xuanzang desde India. Hoy en día ya no funciona como tal, sino que es meramente un punto turístico de interés en la ciudad.

Después de dicha visita, viajamos hasta la muralla de la ciudad, construida durante la dinastía Ming y tiene la particularidad que se mantiene totalmente en pie, a diferencia de la gran muralla china. Es mucho más corta en longitud, ya que su perímetro mide poco más de 13 kilómetros, pero es igualmente impresionante por sus dimensiones, dado que tiene 12 metros de alto y 12 de ancho. A lo largo de la misma se encuentran diferentes atalayas desde donde hacían la vigilancia. Su objetivo era el de proteger la ciudad, pero también fue durante mucho tiempo una forma de dividir a los ricos de los pobres. Si bien no es conocida como la gran muralla china, la experiencia fue muy buena ya que está en perfectas condiciones. Paseamos por la cima durante un rato, e incluso vimos a un grupo de guardias desfilando, simulando tal cual lo hacían en épocas antiguas.

A todo esto ya estaba bastante avanzada la tarde y estábamos en reserva de energía. Nos trasladaron finalmente al hotel para descansar. Nos entregaron la habitación, nos bañamos y fuimos a cenar al restaurante del hotel, ya que acá en china la cena se sirve entre las 17:30 hs y las 20:30. Poco nos importaba porque lo único que queríamos era comer algo como para cumplir e irnos a dormir. Así fue, por lo que poco rato después ya estábamos roncando.

Día 29 – La gran muralla china


Tras un nuevo desayuno de oferta grosera, partimos tempranito hacia la gran muralla china, haciendo primero una corta parada en la ciudad olímpica, donde pudimos ver desde lejos el famoso estadio del nido de pájaro y el cubo de agua donde se alojaron las competencias de natación. La ciudad olímpica fue construida en forma íntegra para las olimpíadas de Beijing, las cuales fueron de las más caras de la historia.
La muralla china tuvo su origen hace unos 2.200 años cuando uno de los pueblos existentes en lo que es hoy el territorio de China, conquistó a todos los otros y decidió unir las murallas de todos en una gran muralla con motivo de defensa.

Su construcción de por sí fue toda una hazaña, dado que no había herramientas o materiales tan sofisticados como los de hoy en día. El trabajo que requería era tan exigente que se dice que de cada cinco hombres que trabajaron en ella, uno moría. Tenía originalmente una extensión cercana a los 8.000 kilómetros, pero hoy en día no está completa. Los chinos la ven como un honor y un símbolo de su pasado, su rica historia y de lo que fueron capaces de hacer.

Para hacer nuestra visita, nos trasladamos hasta la ciudad de Bataling, a unos 80 kms de Beijing. Ahí se encuentra el punto más alto de la muralla, lo que permite tener una vista panorámica de la construcción. Fue espectacular ver de cerca, estar y caminar por una de las antiguas maravillas del mundo. Lo que representa esta construcción monumental, patrimonio de la humanidad, hace que cueste tomar consciencia de donde estábamos parados.



Repleto de personas, como en toda China, ascendimos unos cuatro pilares hasta un punto alto a lo cima de una colina. La muralla tiene atalayas cada pocos metros desde donde vigilaban los alrededores, se refugiaban los guardias y emitían las señales en cadena de una a otra para avisar si eran atacados.

Las paredes son algo así como ladrillos de piedra, y el suelo como baldosas del mismo material. Por momentos hay pendientes MUY empinadas y no siempre con escalones. Un poco por la neblina y otro poco por el smog que hay en China, no tuvimos la mejor visibilidad posible. Subiendo y bajando los cerros y con un recorrido muy curvilíneo, pudimos verla aparecer por un horizonte y desaparecer por el otro. Un verdadero PLACER poder llevarnos esta anécdota.

Almorzamos algo rapidito y sencillo por ahí, y por la tarde nos llevaron al famoso mercado de la seda. Este lugar es como un shopping para turistas al estilo feria con montones de puestos, distribuidos por secciones en varios pisos. Carteras, valijas, billeteras, bolsos, ropa, championes, zapatos, camperas, adornos, cuadros, baratijas y mucho mucho más. Sabíamos que era la oportunidad de hacer compra fuerte, pero para que fuera rendidora hay que ponerse la campera camuflada, armar el rifle y salir a la guerra. REGATEO a más no poder. Ellos saben que somos turistas y actúan, lloran, gritan, pegan, protestan e insultan con tal de hacer su negocio. ¡Qué casualidad! Nosotros queremos hacer el nuestro, así que en esta oposición de intereses que presenta el mercado, que gane el mejor.

Acá no hay reglas y no hay precios establecidos. Todo surge en forma espontáneo. El procedimiento igualmente es siempre el mismo. Uno recorre los pasillos mientras que te gritan “guapo”, “amigo”, “chico” o cualquier cosa necesaria para atraerte a su comercio. Una vez que se encuentra algo interesante, se procede a preguntar “¿how much? (¿cuánto?)”, y ellos traen una calculadora grande y tipean ahí un precio exageradísimo. Acto seguido y con cara de dolor uno dice un “nooo, ¡that´s too much! (eso es mucho)” y ellos te dan la calculadora y te preguntan cuánto es lo que vos queres pagar. Ahí arranca el tira y afloje y probablemente ellos te digan “you are crazy (estás loco)” o “sos muy tacaño”. Justifican su precio diciendo que es un producto de excelente calidad y algún otro verso, pero empiezan a bajar. Te piden que subas tú oferta preguntando “¿cuánto pagas finalísimo?” en referencia a tu oferta final. Nos agarraron de las manos para evitar que nos fuéramos. Algunos incluso te van a buscar si ven que te vas. Al hacer la venta ponen cara de enojados o tristes porque según ellos somos “muy malos”. Realmente todo un arte.

Los productos son de imitación, pero muy buenos. Los precios son baratos, tampoco regalados, pero depende de la habilidad que tenga cada uno al negociar y de la cantidad que se esté comprando. Tras cuatro horas y algo ahí adentro, puedo afirmar que gasté más dinero del que tenía pensado y compré cosas que seguro que no necesitaba, je. Increíblemente, Ro fue la más controlada.

Tras esta experiencia diferente pero divertida, nos llevaron a un restaurant a probar un plato típico de China…el pato laqueado. Se llama así porque antes de ponerlo al horno lo pintan con una salsa que lo deja brillante y parece que estuviera pintado con laca. Además de eso, nos sirvieron una cantidad de platos típicos del lugar. UN ASCO TODO, menos el pato laqueado que estaba bueno. La comida es babosa y de feo gusto. Probé como para darle una oportunidad, pero no lo repetiría. Al menos usé los palitos chinos; no con la rapidez que lo hacen ellos, pero yo lo consideré igualmente un éxito.

De ahí al hotel, armar la valija y dormir unas escasas cuatro horas (con suerte) para partir al día siguiente rumbo a nuestro siguiente destino en China, Xi-An.

Día 28 – Ciudad Prohibida, Templo del Cielo y Acrobacias


Exactamente a las 6:30 am salté en la cama cuando el teléfono empezó a sonar. Era la recepción para despertarnos. Nos aprontamos y bajamos a conocer qué sorpresas habría en el desayuno buffet que nos esperaba. Era realmente un abanico MUY amplio de posibilidades. Desde el clásico café o té, leche y tostadas a tallarines con soja, arroz y chorizo. Yo no me arriesgué con cosas raras que podrían llegar a caerme mal, y Ro estaba mal del estómago desde hacía una par de días, por lo que también fue cautelosa con la ingesta.

Finalmente y tras discutirlo bien, ella prefirió quedarse en el hotel a descansar y recuperarse para no perderse la muralla china al día siguiente. Yo me fui solito entonces, aunque acompañado de los ciento y algo de uruguayos que están ahora con el grupo de viaje. Se sintió raro irme sin ella, pero poco podría ayudarla si me quedaba y así al menos uno de los dos podría hacer las actividades.

El grupo se dividió en tres, cada parte en un ómnibus con un guía. Nosotros íbamos con una china llamada “Nieves”, o al menos esa es la traducción de su nombre chino. Ella habla español y nos fue guiando a lo largo de toda la jornada. Nos contaba la historia de cada lugar que visitamos, así como anécdotas y datos muy interesantes sobre la realidad de este país. Todos sabemos que China es una potencia mundial y que está en pleno crecimiento demográfico. La población de Beijing ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas (más de 600.000 personas por año), lo que la ha obligado a expandirse en lo que ellos llaman periféricos que rodean el centro mismo. Actualmente tienen seis periféricos, por lo que en promedio, los chinos demoran entre una y dos horas en llegar a trabajar por el tráfico.

Aprendimos que las cinco estrellas que componen la bandera, una más grande y cuatro pequeñas, representan al gobierno y a las cuatro clases sociales. Ellos son muy conscientes de su población y el impacto que podrían tener en el mundo, por lo que se controlan en muchos aspectos. No pueden tener más de un hijo por familia, a menos que paguen una multa muy costosa, así como tampoco todos pueden tener auto. Para esto necesitan tener la libreta y el permiso de matrícula, el cual se asigna por sorteo en forma mensual. El gobierno de Beijing otorga unos 240.000 permisos al año. Por esto, el metro es el medio de transporte más utilizado, que es muy económico, pero funciona en forma muy congestionada…unas  9.000.000 de personas lo utilizan en forma diaria.

El país se abrió al mundo hace pocos años, permitiendo la entrada de productos como la coca-cola que tardaron en apreciar y hoy en día es un éxito. Es curioso que no se ven autos chinos circulando por las calles de china; por lo general tienen autos caros y buenos. El idioma es casi imposible, y ni hablar de leer o escribir. Su lenguaje se compone de unos 13.000 símbolos y cada uno representa un concepto o palabra. La combinación es lo que forma las frases y la forma en que quieren decirlo. La comida es un ESPANTO, aunque no hemos visto lo peor, ya que supuestamente acá en el norte del país no comen cosas “raras”. Difiero totalmente.

Uno de los platos típicos del sur del país, diferente a lo que estamos acostumbrados que es la comida cantonesa, es el plato chi-chi-chi. Dicha EXQUISITES es nada más y nada menos que ratoncitos bebes recién nacidos, ¡VIVOS!, pero bañados en salsa porque si no sería un asco. Su nombre, dicen, proviene de que los ratoncitos emiten tres chi durante el proceso: uno al ponerle la salsa caliente, otro al pincharlo con el tener y el mejor y último, al morderlo. SIN PALABRAS.

En cuanto a nuestras actividades, visitamos primero la plaza más grande del mundo, donde se encuentra el parlamento y el mausoleo de Mao, padre y fundador de la China socialista en 1949. Es el héroe nacional, por lo que cientos de chinos hacen colas interminables para ver su tumba y sacar algunas fotos. A continuación visitamos la ciudad prohibida, cuyo nombre proviene de la antigüedad cuando estaba reservada para los emperadores y la gente en general no tenía el acceso permitido. Hoy en día ya no hay monarquía en China, no hay emperadores, pero los edificios que pertenecían a la dinastía de turno siguen en buenas condiciones y son muy visitados por los turistas. Conocimos entonces la sala de reuniones del emperador, la casa donde se quedaba y uno de los jardines donde a veces caminaban y se distendían.

Por la tarde y luego de un almuerzo a lo tenedor libre muy rico, visitamos el templo del cielo. Aquí venían los emperadores a pedir por buenas cosechas o algunas otras cuestiones a los dioses del cielo. Siempre fue considerado muy importante y de gran poder. Actualmente es un centro turístico y su patio es una gran sala de reunión para mucha gente, donde juegan a las cartas y otros juegos de mesa, o simplemente conversan.
Después nos llevaron a una casa donde venden té chino, y nos enseñaron el protocolo que tienen tanto para prepararlo como para luego tomarlo. Probé diferentes especies de té muy populares en China y un par de ellos muy sabrosos, como el té de genseng. Igualmente es CARISIMO como para llevar una muestra a casa.

Finalmente nos llevaron a un espectáculo de acrobacia con algunos de los mejores acróbatas chinos. Estuvo INCREÍBLE porque lo que hacían era impensado. La agilidad, flexibilidad y habilidad en general que poseen es muy destacable. En poco más de una hora, nos mostraron números al estilo del “Circ du soleil” realmente asombrosos.

Llegamos trece horas después de partir del hotel en la mañana, directo a cenar algo para comenzar a tomar la pastilla de la Malaria. A posteriori un baño refrescante y a la cómoda cama para al día siguiente ser despertados otra vez, del mismo modo y a la misma hora.

Día 27 – Llegada a Beijing


La trabajosa llegada a tierras chinas fue resultado de un día que pareció interminable. Comenzó muy temprano, cuando partimos en una camioneta contratada desde El Nido hasta Puerto Princesa. El viaje fue un poco más tolerable que el de la ida, ya que el chofer conducía mejor y dado que era de madrugada, pudimos dormir parte del trayecto.

Llegamos demasiado temprano al aeropuerto de Puerto Princesa, donde tuvimos que hacer tiempo aproximadamente unas cinco o seis horas haciendo nada, ya que el lugar es muy chico y no tiene nada; es más, hasta que pudimos hacer el check-in, ni siquiera teníamos silla para todos. Ahí me dediqué a la lectura para aprovechar el tiempo muerto. Terminé el libro que tenía en todo ese rato, je. Me duró unos cinco o seis días.

El vuelo corto hasta Manila estuvo bien y sin problemas. Nuevamente tuvimos que hacer tiempo al llegar ahí, ya que eran las tres de la tarde y nuestro último vuelo del día partía a las 19:30. Almorzamos algo rápido, recorrimos el ya conocido aeropuerto, cambiamos moneda para tener algo de dinero al llegar y nuevamente a esperar.

Al llegar al aeropuerto de Beijing, el cual es ENORME, nos encontramos con la sorpresa de que la persona que supuestamente nos iba a mandar la empresa del viaje para recogernos y llevarnos hasta el hotel, no estaba. Sin saber qué hacer y con muy pocas opciones ya que solo algunos chinos hablan inglés y no entienden muy bien lo que se les pregunta, caminamos sin rumbo por la terminal 3 hasta que cuando estábamos casi por pagar una carísima camioneta que nos llevara, apareció una mujer a buscarnos.

Nos encontramos así con compañeros que venían en otros vuelos desde otros países y partimos todos juntos al hotel. Siendo ya cerca de las dos de la mañana, nos entregaron las llaves de nuestra habitación y nos fuimos a descansar porque sabíamos que nos esperaba un día muy movidito.

Destino 7: China


Nuestro primer destino de esta nueva etapa es la República Popular de China. Aquí permaneceremos unos ocho días en los cuales recorreremos tres ciudades diferentes pero igualmente importantes en la historia de esta nación: Beijing, Xian y Shanghai.

En Beijing visitaremos como elementos destacados, la ciudad prohibida y la gran muralla china. Desde ahí partiremos a Xian para conocer el Museo de los Guerreros y Caballos de Terracota de la Dinastía Qin y la muralla de la ciudad. Finalmente en Shanghai visitaremos el Templo del Museo de Jade y el jardín de Yuyuan.

Intentaremos a su vez recorrer los famosos mercados chinos en busca de baratijas u oportunidades únicas de esas que no podemos dejar pasar, je. 


lunes, 7 de mayo de 2012

Final Primera Etapa


Así como si nada, con una sensación contradictoria, ya que por un lado parece que ya pasaron meses desde que subimos al avión en el aeropuerto de Montevideo para empezar esta aventura, pero por otro sintiendo que todavía nos resta un montón de cosas por ver, vivir y recorrer, se nos termina la primer etapa de este viaje a la que denominamos pre-grupo.

Recorriendo seis diferentes países de los que sabíamos poco y nada, manejándonos por nuestra cuenta y a nuestro criterio, enfrentándonos a nuevas culturas, idiomas y realidades nos revolvimos solitos, y salimos adelante. Fue una gran experiencia, sin lugar a dudas, en la que recorrimos países y lugares a los que creo que no habríamos conocido de no ser por la oportunidad que nos brinda este viaje.

De atrás para adelante en el ranking, Malasia, Indonesia, Singapur, Australia y acá se pone más difícil, pero creemos que Filipinas y en primer lugar Nueva Zelanda. De Malasia vimos poco, pero nada que valga mucho la pena. Indonesia fue una decepción, Singapur nos encantó, igualmente Australia, su gente y la ciudad de Sydney, El Nido fue un placer por sus playas paradisíacas, pero el país entero de Nueva Zelanda es una postal. Paisajes soñados hacia donde se mire, gente súper amable, sin dudas un lugar a visitar.

Entramos entonces en la segunda etapa que es el grupo. Nos juntaremos con compañeros que recién salen desde Uruguay y con otros que ya hemos visto por algún rincón del mundo. En otro formato, ya que aquí tenemos prácticamente todo arreglado y coordinado, recorreremos otros tantos países a lo largo de tres meses. 

Día 26 – Último día en El Nido


Nos levantamos tarde y descansamos bien, sabiendo que se nos venía un día maratónico. Tras un desayuno muy sencillo, fuimos a coordinar con alguna agencia en el centro que nos llevara hasta Puerto Princesa.

Cambiamos nuestros planes y en lugar de irnos este día hacia Puerto, viajar toda la tarde y tener que buscar alojamiento por la noche, sabiendo además que dicha ciudad no es la gran cosa, partiríamos el mismo día que nos vamos hacia China. O sea, un día después.

Esto nos dio un día más en El Nido para disfrutar y descansar. Por la tarde armar las valijas una vez más y dejar todo pronto para un día cruel en el que partiremos a las 3 am rumbo a Puerto Princesa en un viaje en camioneta de seis horas. Desde ahí tomaremos un vuelo rumbo a Manila aproximadamente a las 2 pm el cual dura una hora y veinte, para luego finalmente tomar otro vuelo desde ahí hasta Beijing a eso de las 7.30 pm, para arribar a China apenas pasada la medianoche.

Nos despedimos de esta hermosa ciudad con una nueva cena en el restaurant al que fuimos tantas veces con un último licuado de ananá y una rica cena. De ahí a la cama en busca de una muy corta noche y un posterior muy largo día.

domingo, 6 de mayo de 2012

Día 25 – Tour D


Ahora sí, ya era momento de intentar otro tour. Si bien nuestra intención era hacer el tour B, había cuatro compañeros con ganas de hacer el D y nos unimos a él. Hablé quien habíamos hecho el primer, que me ve por la calle y me dice “Fernando” y me levanta el pulgar, quien nos ofreció un buen precio. De todos modos, no pude encontrarlo la noche anterior para confirmarle, por lo que tuvimos que acudir al plan de contingencia y usar otra agencia.

Siendo un total de 11 uruguayos, y tras pagar un dudoso “impuesto” para embarcarse que nos cobró alguien en representación del Ministerio de Turismo de la Isla de Palawan o algo así, partimos rumbo a la primera playa. Este tour tiene una composición en mayor parte de playas que de lugares para hacer snorkelling.
Primero fuimos a una “laguna” que no es tal, sino que más bien es una bahía, pero respeto su nombre. 

Estaba muy lindo para bañarse y el paisaje era espectacular. Desde allí nos detuvimos en un camino escondido entre las rocas que lleva por el agua hasta una cueva. El camino era un muy angosto y un poco complicado. Ro por suerte se quedó en el bote y yo me corte la mano derecha en dos lugares. Nada grave y por suerte el agua salada es cicatrizante, pero ardía bastante y sangró todo lo que quiso.

Paramos para almorzar en una playa no muy atractiva y aparecieron las primeras aguavivas, que son muy chiquitas y rojas, pero pican y arde. El almuerzo fue nuevamente en base de pescado, pollo, cerdo y… ¿quién adivina?...sí, ARROZ. De postre ananá y mango. Todo estaba muy rico y fresco, excepto…el arroz.
Nos llevaron a la playa que nos generaba más expectativa por su nombre: Paradise Beach (Playa Paraíso), que tal vez justo tuvo un mal día como a cualquiera le puede pasar, porque de paraíso no tenía nada. 

Algunos igual aprovecharon para dormir una siesta y otros para bañarse esquivando aguavivas. Ro y yo simplemente hicimos tiempo hasta irnos ya que no nos podíamos tirar al sol porque estamos achicharrados.
Finalmente nos llevaron al lugar que salvó el tour, que tenía un nombre rarísimo pero poco importa porque era un lugar EXCELENTE para bucear y hacer snorkelling. Volvimos a ver corales, peces fluorescentes, peces payaso y muchos otros. Hermoso lugar, hermosa vista submarina, increíble experiencia.

De ahí al hotel, comer, pasear, bañarse y rendirse una vez más ante el cansancio. Nos falta coordinar la vuelta ya que en pocos días partimos rumbo a China para ver la gran muralla y los osos en blanco y negro.

Día 24 – Orange Beach


Para nuestro segundo día en este pueblito playero que recuerda muchísimo a punta del diablo por su estructura, salvando las distancias ya que esto es incontables veces más lindo (al menos para mí), decidimos cambiar nuestros planes de hacer otro tour y preferimos visitar una playa que nos recomendaron otros compañeros: la Orange beach.

Nuevamente pedimos prestado un ratito en el paraíso para sentarnos en la fina y clara arena, bajo la sombra de unas palmeras. En nuestro horizonte, algunas de las tantas islas que componen al conglomerado de este país, montañas y un agua soñada. Los adjetivos para describirla son los mismos ya usados anteriormente. Les dejo imaginarla.

Fuimos en las motos típicas de este lugar, bastante viejas y destruidas, a las cuales les armaron una continuación hacia el costado con un par de asientos y te ofrecen transporte. Circulan por las calles a toda hora y se escucha siempre como sonido de fondo el “bip” de la bocina que tocan a la gente para llevarlos, para que se corran, para las otras motos…en fin, bocina a todo lo que se mueve.

Una vez más compartimos la jornada con otros compañeros del grupo de viaje. Almorzamos en un pequeño parador que tiene la playa; Ro comió ensalada de verduras con arroz y yo cerdo a la parrilla con el mismo acompañamiento. Acá TODO se acompaña con arroz. Tan es así que yo creo que lo demás es el acompañamiento y el arroz es la comida central. Estoy HARTO del arroz. Vale destacar que lo sirven en una montañita, frío y seco porque no le agregan ningún aderezo…salvo que quiera ponerle alguna salsa picante que no es el caso.

Tras el almuerzo nos tiramos en la arena cual marmotas a disfrutar un poco más del lugar hasta que la lluvia decidió que quería ser parte de la fiesta y nos echó de la playa. Volvimos con Ro en motito hasta el hotel y esperamos hasta que paró y salimos a recorrer la ciudad.

Por la noche nos arriesgamos con otra compañera a probar las hamburguesas de “carne” que nos recomendaron. Debo decir en su defensa que estaban ricas y no nos cayeron mal, pero tengo mis serias dudas sobre su procedencia. Ro, más conservadora, le dio otra oportunidad a las pizzas de esta región y pasaron la prueba.