miércoles, 16 de mayo de 2012

Día 32 – Jardín Yuyuan, Rambla de Malicón y crucero por el río


El vuelo a Shanghai tuvo la particularidad de ser nuestro treceavo viaje en avión en un mes, je. Fue un vuelo sin problemas en el que intentamos dormir al menos algo para compensar las pocas horas de sueño que habíamos tenido la noche anterior. Una vez más salimos a las cinco de la mañana.

La ciudad de Shanghai nos recibió con un día nublado, lluvioso e incluso un poco frío. Tras hacer los trámites en el aeropuerto y dejar las valijas en unas camionetas para que las llevaran al hotel, fuimos a un restaurante llamado “Rep Spot”, tal como estaba programado en el itinerario. Nos sirvieron un plato de ensalada como entrada, luego una sopa muy rica cuyos elementos componentes desconozco, y finalmente puerco frito en algo muy similar a una milanesa sobre una base de arroz y bañado en salsa. Estaba RIQUÍSIMO, tanto que hasta Ro se comió todo. Sin lugar a dudas, la mejor comida que hemos tenido desde que entramos en territorio chino, cosa que nos hacía falta.

Con la panza llena y aún bajo la lluvia, nos trasladaron hasta el Jardín de Yuyuan. Es un lugar muy similar al jardín japonés de Montevideo, sólo que bastante más grande y con casitas típicas del estilo chino, con los techos levantados en las puntas y decoradas con dragones y leones.

Acto seguido, visitamos la rambla de la ciudad, también conocida como el Malecón. Bordeando uno de los principales ríos de la ciudad y con una extensión de tres kilómetros, el Malecón es un lugar muy lindo para caminar y es muy visitado por los turistas tanto internacionales como locales. De todos modos, el tiempo no nos ayudó nada. Desde ahí se puede apreciar cantidades de edificios enormes y con formas variadas. Sacamos algunas fotos y recorrimos lo que pudimos con el clima espantoso que tuvimos.

Para rematar la jornada, por la noche hicimos un paseo en barco por el mismo río, desde donde se puede apreciar todos los edificios que veíamos por la tarde pero iluminados. Fue lo mejor del día ya que la vista era espectacular por la cantidad de colores que utilizan para decorarlos, intentando destacarse en el montón.
Llegamos a un nuevo hotel enorme donde nos asignaron otra preciosa habitación con una camota de dos plazas, un baño a todo lujo y muchas comodidades de las cuales no aprovechamos ni el uno por ciento porque no tenemos casi tiempo libre. Muertos pero contentos, buscamos un McDonalds que nos salvara en la cena, lavamos a mano algo de ropa y caímos rendidos en las suaves y cómodas sábanas blancas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario