martes, 1 de mayo de 2012

Día 20 – Kuala Lumpur


El tren llegó atrasado pero igualmente temprano, a eso de las 7:00 am. Una vez más contratamos una camioneta que nos llevara hasta el hostal, ya que entre todos resulta la opción más cómoda, rápida y barata. En esta oportunidad, teníamos reservadas tres habitaciones para dos personas, aunque sólo una de ellas estaba pronta para ser ocupada. Dejamos ahí las valijas y mochilas para iniciar el city tour.

Conversando con un anciano muy macanudo que encontré en el hall del hostel, me preguntó de dónde éramos (para variar), me dio sugerencias de lugares a visitar, caminos a tomar y hasta nos recomendó un ómnibus “hop on/hop off” al que pagando la entrada podríamos subir y bajar tantas veces como quisiéramos y recorre los lugares destacados de la ciudad. Tomamos su consejo y partimos.

Las Torres Petronas son el ícono de esta ciudad, y si bien sabía que eran altas, realmente impresionan por su altura. Para que se hagan una idea, hay que estirar la cabeza totalmente hacia atrás (estando parado abajo o cerca) para poder llegar a ver la cúspide que es una antena. Son dos torres idénticas y construidas en forma simétrica, unidas por un puente casi a media altura. La arquitectura es impresionante, lástima que no podemos recorrerlas en su interior.

El clima es Kuala Lumpur es igualmente caluroso pero mucho menos húmedo. El sol se siente en la piel y con protector, gorro, lentes y todos los accesorios, estamos empezando a quemarnos y para peor, en forma dispareja. En cualquier momento quedamos marmolados.

Desde allí nos fuimos en busca del bus para hacer el recorrido y después ir temprano a descansar al hostel ya que estamos bastante agotados. Una vez más nos pusimos a conversar con otra señora muy simpática de Canadá, cuyo hijo vivía en Malasia y estaba de visita por unos días. Ella también estaba esperando el bus que ya había tomado, por lo que nos proporcionó algunos tips.

A mitad de recorrido se nubló de golpe para momentos después desatar una lluvia impresionante que nos arruinó cualquier intención de paseo. Bajamos del bus para tomar refugio en una parada y luego ir hasta el shopping a comer algo cuando aflojara un poco. Esto nunca sucedió, y como ya era media tarde, Ro y yo nos volvimos al hostel en taxi mientras que las chicas se fueron corriendo bajo la lluvia en busca de su almuerzo.

De ahí en más, el procedimiento fue el mismo de siempre. Con lo que es ya nuestro modus operandi, nos bañamos, compramos comida, hicimos las valijas, coordinamos el check-out y reservamos la camioneta para ir otra vez hasta otro aeropuerto para tomar otro vuelo. Por suerte esta vez nos quedaremos más días en lo que será nuestro sexto destino, Filipinas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario