jueves, 31 de mayo de 2012

Día 49 – Templo de Angkor Wat


Camboya tiene en total cerca de 1.300 templos desparramados por todo el país, y 300 de ellos se encuentran en la zona de Siem Reap. Cada templo es una tumba o monumento a algún Rey o familiar, Ministro, noble o algún otro que se codeara con la realeza.

El templo de Angkor Wat es el templo más grande de Camboya y del Mundo, siendo incluso uno de los monumentos finalistas en la selección de las siete maravillas modernas. Se destaca por su tamaño, su historia y el detalle con el que fue construido. La imagen que lo destaca es la de cinco torres que se alzan al cielo, siendo la central el punto más alto de la ciudad.

Recorrimos toda la zona del templo que si divide en tres niveles. Para llegar al más alto hay que subir por una escalera MUY empinada, pero que permite tener una vista panorámica muy buena de todo el predio. Una vez más nos tocó un día de calor abrumador, y volvimos al hotel chorreando agua tras la visita.

Por la tarde Ro durmió una siestita mientras yo aproveché un rato de la piscina. Luego dimos una vuelta por el centro de la ciudad y el mercado, donde compramos algunas remeras por U$S 2 (que deben ser descartables) y poco más. A las 7 pm teníamos la cena despedida con un baile típico del país.

Volvimos al hotel para salir por la noche a recorrer un poco más de la ciudad y el mercado nocturno. Conocimos también el vehículo típico del lugar llamado “tuk-tuk” que significa “barato-barato” y consiste en una moto que lleva un carrito atrás en lo que sería una especie de taxi. Nos contaba el guía que originalmente el tuk-tuk funcionaba con una bici pero tuvieron que cambiar por algo con más potencia y menos esfuerzo cuando empezaron a venir los turistas europeos que son más gordos y les implicaba hacer demasiada fuerza.

Otra cosa interesante es que aquí hay muchísimas casas de masajes sobre las calles para los interesados y una variación llamado “Dr. Fish” que es una pequeña piscina con un borde ancho para sentarse y llena de peces; uno se sienta en el borde y mete los pies en la piscina para que los amigos del mar se encarguen de comerse la piel muerta que a uno le sobra. Divino, ¿no?

De vuelta en el hotel, preparamos las valijas y ordenamos el despelote del cuarto para partir al día siguiente a un nuevo destino. 

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