Nos levantamos siete y poco, como
unos campeones, y nos fuimos caminando hasta la rentadora de motos y
cuatriciclos que hay cerca del hotel. Eran poco más de las ocho de la mañana y
la tienda recién habría.
Elegimos un lindo cuatriciclo rojo, preparamos los
papeles y todo listo. Para alquilar cualquiera de estos vehículos piden la
libreta y yo solo tengo conmigo la de autos de Uruguay. Igualmente, como está
en español no entienden un pomo lo que dice. Cuando me preguntaron cuál era el
número de la libreta les dije que el de la cédula de identidad que es el mismo
que el pasaporte. La libreta es para todos los vehículos; ¡hasta helicóptero
puedo pilotear! Je.
Como nunca había manejado un
cuatriciclo, el “tano” que nos lo alquiló me dio las instrucciones y me hizo
dar una vuelta con él. En las curvas me decía “piano piano”, para que bajara la
velocidad. Igual no sé qué tan despacio quería que fuera si no anda a más de 35
o 40 kilómetros por hora. En fin, una papa de manejar ya que es casi igual a
una moto solo que en lugar de acelerar con el puño tiene una palanca que se
aprieta con el pulgar derecho. Nuestra primer parada fue un súper para comprar
el desayuno.
Santorini es bastante más grande
que Paros. Utilizando el mismo “modus operandi” decidimos destinar este primer
día para recorrerla en su totalidad y al día siguiente ir a algún punto
específico que más nos hubiera gustado. Comenzamos yendo hacia el sur.
Esta isla tiene características
muy diferentes a lo que habíamos visto hasta ahora. Es una de las más conocidas
y turísticas de Grecia, por lo que hay mucho más movimiento. Su fuerte son los
paisajes de la bahía en donde se encuentra la capital, ya que tiene grandes
pendientes y la vista desde lo alto es espectacular. Otra principal atracción
son las curiosas playas únicas creo que en el mundo, porque tienen arena roja y
negra.
Por momentos tuvimos que exigir el
máximo el pobre cuatriciclo para que pudiera subir los repechos, pero nunca nos
dejó a pata. Llegamos hasta el sur oeste en donde se encuentra una playa
llamada “Kokkini”, una de las que tienen arena roja. Claro está, no es arena
como la que encontramos en la mayoría de las playas, sino que dado que está
ubicada junto a un acantilado de piedra rojiza, la arena que cubre el lugar
tiene ese mismo color. Es muy pintoresco y llamativo. Tomamos un camino por las
piedras que nos llevaba hasta la costa y caminamos sobre el suelo rojizo. No
nos bañamos porque el agua estaba helada y además queríamos seguir recorriendo.
Volvimos a la ruta y nos dirigimos
hacia el oeste para llegar a una de las zonas más populares que es Perissa. En
dicha zona hay muchas playas que tienen arena negra. Comenzamos el tour por una
llamada “Eros” en donde hay un parador con reposeras y cancha de volleyball.
Ahí sí ya no me aguanté y me tiré al agua; estaba espectacular. Luego de ahí pasamos
por varias playas más en las que no nos detuvimos hasta llegar a la playa de
Perissa que es muy similar pero con muchísima más gente. Otro bañito y de nuevo
al cuatriciclo.
Al mediodía el calor era bastante
intenso, por lo que preferimos hacer un descanso. Encontramos una panadería en
donde compramos dos porciones de tarta RIQUISIMAS. Ya con la panza llena
viajamos otro poquito hasta el centro de la isla donde se encuentra la capital,
Fira. Dejamos el vehículo estacionado y recorrimos el lugar caminando.
Fira es lo más lindo de la isla.
Las calles son todas de adoquines y gran parte son peatonales. Ahí se junta
muchísima gente y está repleto de comercios, pubs y restaurantes. Hacia un extremo
de la ciudad pasa la carretera que comunica el norte con el sur de la isla.
Hacia el otro lado, se llega a un punto muy alto desde donde hay una vista
INCREIBLE. Ahí hay varios restaurantes y hoteles ubicados en ese lugar privilegiado
desde donde se puede apreciar toda la bahía. Nos gustó mucho el lugar, pero
debíamos seguir.
Continuamos viajando hacia el norte,
descubriendo y disfrutando. Hacia este lado los paisajes eran lindos pero no
tanto. Hicimos una nueva parada en otra playa de la costa oeste donde también
hay arena negra. Nos quedamos un rato ahí a la sombra para hacer tiempo porque
ya habíamos cubierto gran parte de la isla y no teníamos apuro.
En el punto más al norte de
Santorini se encuentra la ciudad de Ia, famosa por la vista que tiene desde
donde se pueden ver los espectaculares atardeceres. Nuestra intención original
era llegar ahí justo para ver la despedida del sol, pero para eso faltaban
varias horas y estábamos cansados. Igualmente llegamos hasta la ciudad,
recorrimos el lugar que no nos pareció gran cosa y volvimos sobre nuestros
pasos hasta Karterados, la ciudad donde está nuestro hotel.
Merendamos en la terraza de la
habitación, nos bañamos y bajamos hasta el lobby para usar la computadora,
conectarnos con el mundo y actualizar el blog. No nos dieron las fuerzas para
volver a salir por la noche como teníamos pensado, así que luego de la cena
dimos el día por terminado.
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