lunes, 23 de julio de 2012

Día 101 – Charla académica, Torre Galata y mucha caminata


Nos levantamos temprano, sin ganas y con sueño, para ir a la charla académica que por suerte la agencia había organizado para nosotros. A lo largo de una hora, primero nos hablaron un poco de la historia del país para llegar a ser lo que son hoy y luego un economista hizo lo propio con la economía actual turca. Al fin de cuentas no estuvo tan mal después de todo.

Terminada la charla volvimos a la habitación para resolver cómo íbamos a aprovechar el día. Al final, dado que nos dormíamos sentados suponemos que por el cansancio acumulado, hicimos una “siesta” hasta pasado el mediodía. Recién ahí sí nos despertamos un poco más recuperados y salimos del hotel. Volvimos a las caminatas, tal como en los viejos tiempos. Nuestra intención era llegar hasta la Torre de Galata que no teníamos mucha idea de qué era; solo que era una torre y que aparecía destacada en el mapa. Si valía la pena o no, lo sabríamos al llegar.

Llegamos hasta la peatonal e hicimos una pequeña parada técnica en la misma tienda de ropa que habíamos estado el día anterior para una última pasada por si se nos había escapado algo que valiera la pena. Vimos que no, por lo que nos fuimos en busca de algo para almorzar. Vaya sorpresa, encontramos un restaurante en donde comí una pata de pollo al horno con arroz y ensalada rusa. No solo estaba buenasa, sino que además era muy similar a lo que se consigue en Uruguay. ¡Casi me pongo a llorar de la emoción!

Ya con la panza llena arrancamos la caminata por la peatonal. La recorrimos en toda su extensión y seguimos el camino indicado al final con el que derivamos directo a los pies de la Torre. ¿Cómo no verla? Es una muy linda torre, bastante grande, más ancha que alta. Se puede subir hasta la cima en donde hay un mirador y un restaurante, pero como había que pagar bastante, nos conformamos con la vista desde afuera.



Cuando decidimos que habíamos visto suficiente, todavía era muy temprano como para volver, por lo que seguimos caminando. Estábamos bastante cerca del Bazar Egipcio en donde habíamos estado unos días antes. Cruzamos uno de los puentes que comunican la parte moderna de la ciudad con la antigua. En la parte de arriba del mismo, sobre la vereda al costado de la carretera, había montones de pescadores con más ganas intenciones de pescar que lo realmente conseguido. Por debajo del mismo hay otro piso con muchos restaurantes en donde se puede comer pescado fresco o el fish sanwdich (sándwich de pescado) que nos ofrecieron varias veces.



No entramos al Bazar, sino que nos mantuvimos en la periferia. Recorrimos un poco la zona hasta que finalmente nos sentamos en una pequeña cafetería porque estábamos bastante cansados. Juntamos fuerzas y comenzamos el retorno que cronometrado fue algo más de una hora aunque lo hicimos a ritmo de paseo. Lo más complicado era la zona de la Torre que tiene calles con grandes subidas verdaderamente MATADORAS.

En la peatonal hay varios puestitos de helados típicos del país que según estuve averiguando, se hacen con leche de cabra y tienen chicle adentro. Yo no sabía esta información por lo que decidí probarlos, ya que llama la atención porque los preparan ahí mismo y hacen todo un “acting” para servirlos bastante cómico. No era muy rico, bastante chicloso y raro, pero al menos es otra comida típica menos a probar.



Llegamos al hotel por la tardecita bastante fundidos pero con las intenciones de descansar un poco y volver a salir por la noche. Todo eso quedó en las intenciones, porque luego de estar un rato con la computadora actualizando el blog, nos bañamos y cenamos algo de fruta que habíamos comprado el día anterior para no tener que salir. Preferimos aprovechar para acostarnos temprano y descansar porque al día siguiente partiríamos muy temprano rumbo a Cappadocia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario