sábado, 7 de julio de 2012

Día 83 - Abu Dhabi, Mezquita de Sheikh Zayed y Ferrari World Park


Llegamos rápidamente al hotel luego de esa noche en el desierto con muy pocas horas de sueño para bañarnos, juntar fuerzas y volver a salir. Para este día teníamos muchas cosas en nuestro itinerario y recién volveríamos al hotel por la noche.

Partimos en los buses rumbo a Abu Dhabi, otro de los Estados o provincias que componen los Emiratos Árabes. El viaje no fue ni largo ni pesado ya que la vista siempre es espectacular por estos lares; nuestra primera parada fue la Mezquita de Sheikh Zayed. Dicha construcción es bastante reciente, no tiene más que unos pocos años de terminada. Como todo aquí es a puro lujo, hecha en mármol blanco con un diseño bastante similar al del Taj Mahal pero con una función totalmente diferente.      
                                                                                                                                                                                
La religión oficial en los Emiratos Árabes es el Islam y quienes los practican se denominan musulmanes. La verdad debo decir que me sorprendió como tal ya que lo que me mostraron las personas aquí no fue una religión de mentalidad agresiva que se considera superior al resto, conflictiva y soberbia como muestran a los terroristas, sino que todo lo contrario.

Para el islam existe un solo Dios, Allah, pero a su vez tienen muchos profetas que aparecen en las historias de su libro sagrado, El Corán, como Jesús o Mahoma a quienes se los quiere y destaca por su importancia pero son inferiores al ser supremo. Se muestran muy igualitarios en lo que a derechos entre hombres y mujeres respecta y son muy tolerantes con personas de otras religiones, cultos y creencias.

El Islam presenta cinco mandamientos a diferencia del cristianismo, los cuales igualmente se muestran flexibles, realizables y hasta razonables. No los voy a desarrollar porque eso sería extenderme demasiado, pero básicamente son adorar a Allah, rezarle cinco veces al día, dar aproximadamente el 2,5% de la riqueza anual de cada uno para acciones de caridad, cumplir con el mes de Ramadán y al menos una vez en la vida visitar la Meca.



La mezquita es una construcción extraordinaria, hermosa y elegante. Apunta directamente a la Meca y ahí pueden ir los musulmanes a rezar cuando quieran. Para entrar hay requerimientos específicos de vestimenta, sobre todo para las mujeres que no pueden tener nada escotado, mostrar los hombros y deben usar algo que cubra las piernas al menos por debajo de la rodilla. Ro tuvo que utilizar un traje típico femenino que la tapaba por completo excepto la cara y es todo negro. Yo no tuve problemas pero para los hombres el traje es blanco y también tapa todo el cuerpo pero no la cabeza.



Luego seguimos recorriendo la ciudad y viendo los espectaculares edificios modernos con formas caprichosas y vanguardistas. Para la tarde había una actividad opcional que era la visita al parque de atracciones de Ferrari la cual nosotros ya teníamos paga. Lo que destaca a este parque y que lo hace famoso es que tiene a la montaña rusa más rápida del mundo la cual no me iba a perder por nada.



El parque no es muy grande y es más que nada una atracción pensada para los amantes de los autos, la fórmula 1 y en especial de Ferrari. Hay algunos paseos que permiten conocer cómo se desarrolla un auto Ferrari, otros sobre el soporte técnico que hay tras cada carrera, lo que pasa en boxes y muchas cosas más. Para los amantes de los autos hay una exposición de autos como para babear un poco y sacarse varias fotos y finalmente hay algunos juegos para niños, otros familiares y unos pocos que apuntan a subir la adrenalina al máximo. Sólo dos de ellos lo consiguen.

Recorrimos todo el predio, había poca gente pero igual las colas eran lentas. Tuvimos mala suerte porque varias atracciones se detuvieron por mantenimiento mientras esperábamos para subir a los juegos y eso nos retrasó mucho. A fin de cuentas terminamos comprando un pase Premium por un poco más de dinero pero logramos subirnos a todos los juegos, la montaña rusa incluida.

De los cuatro juegos extremos, uno es un simulador de manejo que en verdad parece que fuera un juego de playstation con malos gráficos, poca diversión y cero adrenalina. Para nada recomendable. Otro es el viejo y querido ascensor que consiste en una torre bastante alta con cuatro lados en donde hay varios asientos y uno se instala cómodamente para que lo suban bien alto y luego lo dejen caer de golpe. Después que frena es muy divertido, pero la sensación de caída al vacío está cruel. Parece que sentís las tripas en la garganta. ¡Súper recomendable!

Finalmente, los dos mejores son sin lugar a dudas las dos montañas rusas. La más pequeña y la primera a la que subimos, simula una carrera de autos que te lleva por una pista no muy larga pero sí bastante rápido y con curvas bien cerradas. Ese juego nos encantó y fue muy divertido. Finalmente, la frutilla de la torta y lo único por lo que recomendaría ir hasta este parque porque la relación calidad-precio hace que no lo amerite, es la montaña rusa más rápida del mundo que pasa de 0 a 250 kilómetros por hora en 5 segundos o tal vez menos.

Nos subimos al carrito con forma de auto de fórmula 1 tras más de cuarenta minutos de espera con el pase Premium y todo. Unas compañeras que no lo compraron esperaron más de tres horas para subirse, un verdadero garrón. Nos dieron unos lentes porque la resistencia del viento es enorme y hace imposible abrir los ojos. El carro avanzó un poco hasta el punto de partida y desde ahí se ven cinco luces en línea de color rojo. En tres pitidos y simulando a una carrera dichas luces parpadean y se ponen verdes y ahí, sin vueltas, salimos al máximo de velocidad.

La sensación es que no te podes mover. La cabeza se incrusta contra la cabecera del asiento y vas tan rápido que no dan ni tiempo a asustarse. Está muy bueno pero es también muy corta; creo que no llega ni a un minuto de duración.

Por la noche volvimos al hotel en Dubai, extenuados por todas las actividades del día y las pocas horas de sueño de la noche anterior. Pedimos hamburguesas al delivery de Burguer King que comimos en la habitación del hotel y caímos rendidos, extenuados en la cama.

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