Para nuestro segundo
día repetimos gran parte de lo hecho la jornada anterior. Nos levantamos
temprano, desayunamos y nos fuimos al muelle. Luego un rato a la piscina de los
toboganes y finalmente a los chorros de hidromasaje. Tras todo esto ya era
pasado el mediodía y de estar tanto rato al sol sin protector solar quedamos
rojos cual camarones y un poco insolados. Por suerte el efecto es menos nocivo
que en Uruguay, sino hubiéramos lamentado seriamente nuestra irresponsabilidad.
Almorzamos refuerzos
como estaba planeado y por la tarde aproveché para lavar ropa y leer un rato.
Esta vez no fuimos al centro tan temprano, sino que nos quedamos en el hotel
para aprovechar el día y nos anotamos para el bus de la noche. Esta noche
teníamos el último evento del grupo de viaje en un salón del hotel a donde
iríamos al volver.
Cenamos en el centro,
más precisamente un Pizza Hut. La idea en parte era hacer un festejo anticipado
de mi cumpleaños ya que el mismo día ya no estaríamos todos juntos. Luego
remataríamos la celebración en el evento bailoteando un rato. En total éramos seis,
Bruno, Matías, Marcela, Ceci, Ro y yo. Recorrimos las tiendas esquivando
turistas europeos en su mayoría y cerca de la media noche volvimos al hotel.
El evento no fue la
gran cosa. Cuando llegamos nos acomodamos en la pista y arrancamos a mostrar
nuestro repertorio de pasos de los que hasta John Travolta sentiría envidia,
pero se empezó a llenar rápidamente y cada vez estábamos más apretados. Nos
íbamos corriendo mientras podíamos pero eso implicaba irnos separando del resto
de nuestros amigos. Luego de un rato cuando ya la música no atraía y el lugar
estaba copado por los inadaptados de siempre alcoholizados, nos fuimos a
dormir.
Al día siguiente nos
levantamos justo a tiempo como para no perder el desayuno. Luego de eso
volvimos al muelle como siempre pero esta vez con mucho cuidado del sol. Nos
tiramos un rato en las reposeras a disfrutar del lugar y la vista, algunos a
escuchar música, otros a dormir una siestita y en mi caso a leer. Habíamos
desayunado tanto y tan tarde que salteamos el almuerzo. Al rato de estar ahí
volvimos a la habitación para conectarnos a internet y mantenernos actualizados
con las noticias.
Por la tarde volvimos
a la piscina donde habíamos quedado de encontrarnos con Bruno. Ya palpitando la
despedida de nuestros amigos y sabiendo que eran las últimas horas junto a
ellos antes de tomar rumbos diferentes. Al rato se nos juntaron varios más y
así pasamos las horas conversando sobre la vida en los chorros de hidromasaje.
Por la noche fuimos
todos en bus al centro para la cena de despedida. Ahora sí éramos un montón,
conversamos un rato recordando algunas anécdotas siendo conscientes de que con
algunos de ellos hacía tres meses que veníamos conviviendo a diario. La mayoría
de la gente del grupo partiría en la madrugada rumbo a Jordania, mientras que
nosotros nos iríamos más tarde en avión hacia El Cairo para al día siguiente
viajar hasta Estambul, Turquía.
Al llegar al hotel
nos despedimos de casi todos deseándonos mutuamente mucha suerte en el resto
del camino. Sabemos que nos volveremos a ver porque el vínculo creado en estos
meses es algo maravilloso y que queremos mantener. Llegó el día que veíamos tan
lejano y si bien sabemos que es el fin de una etapa y que con Ro comenzaremos
una nueva cuando viajemos solitos por Europa, se siente raro. Los llegamos a
querer y los vamos a extrañar; sentiremos su ausencia pero eso es algo bueno
porque significa que en verdad lo pasamos muy bien junto a ellos. Bruno y
Matías nos fueron a despedir a la habitación. Nos sacamos una foto junto a
estas dos personas tan agradables y nos dijimos adiós.
Armamos nuestras valijas y aprovechamos para hablar a casa un rato y saludar a nuestros padres en su día; después de todo, a ellos también los queremos y extrañamos mucho.
Armamos nuestras valijas y aprovechamos para hablar a casa un rato y saludar a nuestros padres en su día; después de todo, a ellos también los queremos y extrañamos mucho.
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