Llegó el 17 de julio,
mí día en el año, mi cumpleaños. Sabía que iba a ser un día especial porque
estamos en el extranjero, viajando, disfrutando mucho y porque iba a ser la
primera vez EN MI VIDA que iba a pasar mi cumpleaños con calor, vistiendo short
y remera.
Como justo nos tocaba
viajar y por suerte quedamos en el vuelo de la mañana, nos levantaron
tempranito para desayunar, aprontar todo e irnos al aeropuerto. Hicimos todo el
tramiterío correspondiente y subimos al avión; dos horas y algo más tarde
estábamos aterrizando en Estambul, Turquía, en donde tendríamos el resto del
día libre para pasear.
Luego de dejar las
cosas en el hotel y conseguir un mapa de la ciudad, salimos a caminar por el
barrio. Cambiamos las libras egipcias que nos habían sobrado y con eso
almorzamos un rica pasta. El lugar donde nos estamos quedando es muy lindo y
pintoresco, en lo que se conoce como la nueva Estambul. Está repleto de
turistas de todas partes del mundo, sobre todo europeos.
En dicha zona
céntrica hay toneladas de restaurants y comercios; se encuentra además una gran
calle peatonal de 2,5 kms de largo en donde se puede encontrar muchísimas
tiendas de marcas internacionales. No completamos todo el recorrido pero sí
hicimos bastante. Buscamos ofertas pero nada nos llamó demasiado la atención
como para comprarlo. Al menos conocimos y sacamos bastantes fotos. El clima es
espectacular porque ya no hace el mismo calor sofocante de países anteriores,
sino que si bien hace calor como para andar de remera, temprano o por la tarde
el cuerpo pide un poco más de abrigo.
Luego de tanta
caminata volvimos al hotel para descansar un poco. Nuestra intención era volver
a salir por la noche que es también muy movidita y buscar alguna de las tantas
cefeterías para comprar mi torta de cumpleaños. Salimos un par de horas después
y volvimos hasta la peatonal. Comimos torta en la terraza de una cafetería de
tres pisos con una vista espectacular bajo el cielo estrellado. Pasamos re
lindo.
Al rato volvimos al
hotel recorriendo un poco más la zona y los montones de comercios que abundan
en las calles. Ya era lo suficientemente tarde por estos lares como para poder hablar
a casa con la familia y redondear así un cumpleaños sin lugar a dudas
inolvidable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario