Dejamos pasar el
horario del desayuno y aprovechamos a dormir bastante para recuperarnos del
cansancio acumulado. Es que la verdad la opción gastronómica matinal no era muy
atractiva, casi todo basado en harina, y las horas de sueño en demasía no nos
venían nada mal. Después de todo, habíamos salido desfavorecidos con respecto a
otros compañeros y nosotros viajaríamos en el vuelo de la noche mientras que
otros salieron tempranito. Las horas nos sobraban.
Al mediodía
abandonamos el barco y salimos caminando hasta el centro con intenciones de
recorrer un poco por nuestra cuenta como en los viejos tiempos. Los egipcios
nos ACOSARON todo el camino ofreciendo transporte y paseos hasta diversos
lugares que ya habíamos visitado; nos preguntaron miles de veces de donde
éramos y la mayoría repetía mal el nombre de nuestro pequeño y querido paisito “¿Urguei?”.
No tenían ni idea de lo que estábamos hablando.
Paramos a almorzar en
un Mcdonald´s ya que no habíamos desayunado y además para descansar del calor
agobiante del mediodía. Luego dimos una vuelta por un mercado en el que una vez
más fuimos hostigados por los egipcios desesperados por vender algo. Compramos
un par de recuerditos y después volvimos al barco.
Por la tarde
solamente hicimos tiempo. Un poco de blog como para ponerme al día, algo de
lectura y también de siesta. A eso de las siete de la tarde partimos rumbo al
aeropuerto y volamos en un corto viaje hasta Sharm El Sheikh. Llegamos casi a
media noche al hotel, directo a la habitación, dejar las cosas, darnos un baño
y a dormir.
Al día siguiente
volvimos a las madrugadas para encontrarnos con nuestros amigos. Desayunamos
todos juntos y comenzamos nuestras actividades de ocio. Sharm El Sheikh es un
balneario egipcio muy popular para los turistas extranjeros que vienen en busca
de buenas playas para bucear, calor y relax.
Nos alojamos en un
hotel cinco estrellas llamado Jolie Ville que es ENORME. Tiene una playa
privada, una piscina que simula el “río lento” de los parques de agua que
recorre todo el predio a la que se unen partes más grandes y abiertas, una de
ellas con toboganes y unas canchas de voleibol y waterpolo. Además tiene otra
piscina gigante con un bar en el medio y una zona de hidromasaje para quienes
quieran relajarse y descontracturarse, cuatro canchas de tenis y una cancha
privada de golf.
Arrancamos por la
playa, que no es un lugar con arena para tirarse a tomar a sol como estamos
acostumbrados, sino que tiene varios lugares con reposeras en diferentes
terrazas y termina en cuatro muelles de madera para bajar por escalera hasta el
agua o (como prefiero yo) saltar desde arriba. El agua era transparente y
espectacular aunque MUY salada. Se puede ver claramente los peces y los
arrecifes de coral lo que hace que sea casi paradisíaca.
Al rato cambiamos un
rato para probar la piscina de los toboganes. Así estuvimos casi toda la
mañana. Cortamos al mediodía para utilizar el internet del hotel y actualizar
el blog y subir las fotos de una vez. Nos anotamos para tomar un ómnibus del
hotel que nos llevaría a media tarde hasta el centro (porque el hotel está un
poco alejado de todo) y mientras fuimos a almorzar a uno de los restaurantes
del complejo.
En el centro hay un
supermercado enorme como para hacer un surtidito de bebidas y algunas
provisiones. Compramos pan, queso, tomate, mayonesa, papas y bebidas para
hacernos nuestra cena y almuerzos subsiguientes. Recorrimos un poco el lugar
aunque no mucho porque ya no nos quedaba tiempo y tomamos el ómnibus de vuelta
al hotel. Al llegar nos quedaba poco más de media hora antes de que cerrara la
piscina así que la aproveché.
En la noche nos
juntamos en nuestra habitación con nuestro amigo Bruno y cenamos los refuerzos
caseros escuchando música. Cerramos la jornada jugando a las cartas hasta la
medianoche para luego irnos a dormir. Teníamos tres días para descansar en este
lugar, sin actividades programadas, sin paseos, sólo relax.
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