lunes, 16 de julio de 2012

Días 92 y 93 – Sharm El Sheikh


Dejamos pasar el horario del desayuno y aprovechamos a dormir bastante para recuperarnos del cansancio acumulado. Es que la verdad la opción gastronómica matinal no era muy atractiva, casi todo basado en harina, y las horas de sueño en demasía no nos venían nada mal. Después de todo, habíamos salido desfavorecidos con respecto a otros compañeros y nosotros viajaríamos en el vuelo de la noche mientras que otros salieron tempranito. Las horas nos sobraban.

Al mediodía abandonamos el barco y salimos caminando hasta el centro con intenciones de recorrer un poco por nuestra cuenta como en los viejos tiempos. Los egipcios nos ACOSARON todo el camino ofreciendo transporte y paseos hasta diversos lugares que ya habíamos visitado; nos preguntaron miles de veces de donde éramos y la mayoría repetía mal el nombre de nuestro pequeño y querido paisito “¿Urguei?”. No tenían ni idea de lo que estábamos hablando.

Paramos a almorzar en un Mcdonald´s ya que no habíamos desayunado y además para descansar del calor agobiante del mediodía. Luego dimos una vuelta por un mercado en el que una vez más fuimos hostigados por los egipcios desesperados por vender algo. Compramos un par de recuerditos y después volvimos al barco.

Por la tarde solamente hicimos tiempo. Un poco de blog como para ponerme al día, algo de lectura y también de siesta. A eso de las siete de la tarde partimos rumbo al aeropuerto y volamos en un corto viaje hasta Sharm El Sheikh. Llegamos casi a media noche al hotel, directo a la habitación, dejar las cosas, darnos un baño y a dormir.

Al día siguiente volvimos a las madrugadas para encontrarnos con nuestros amigos. Desayunamos todos juntos y comenzamos nuestras actividades de ocio. Sharm El Sheikh es un balneario egipcio muy popular para los turistas extranjeros que vienen en busca de buenas playas para bucear, calor y relax.

Nos alojamos en un hotel cinco estrellas llamado Jolie Ville que es ENORME. Tiene una playa privada, una piscina que simula el “río lento” de los parques de agua que recorre todo el predio a la que se unen partes más grandes y abiertas, una de ellas con toboganes y unas canchas de voleibol y waterpolo. Además tiene otra piscina gigante con un bar en el medio y una zona de hidromasaje para quienes quieran relajarse y descontracturarse, cuatro canchas de tenis y una cancha privada de golf.

Arrancamos por la playa, que no es un lugar con arena para tirarse a tomar a sol como estamos acostumbrados, sino que tiene varios lugares con reposeras en diferentes terrazas y termina en cuatro muelles de madera para bajar por escalera hasta el agua o (como prefiero yo) saltar desde arriba. El agua era transparente y espectacular aunque MUY salada. Se puede ver claramente los peces y los arrecifes de coral lo que hace que sea casi paradisíaca.



Al rato cambiamos un rato para probar la piscina de los toboganes. Así estuvimos casi toda la mañana. Cortamos al mediodía para utilizar el internet del hotel y actualizar el blog y subir las fotos de una vez. Nos anotamos para tomar un ómnibus del hotel que nos llevaría a media tarde hasta el centro (porque el hotel está un poco alejado de todo) y mientras fuimos a almorzar a uno de los restaurantes del complejo.

En el centro hay un supermercado enorme como para hacer un surtidito de bebidas y algunas provisiones. Compramos pan, queso, tomate, mayonesa, papas y bebidas para hacernos nuestra cena y almuerzos subsiguientes. Recorrimos un poco el lugar aunque no mucho porque ya no nos quedaba tiempo y tomamos el ómnibus de vuelta al hotel. Al llegar nos quedaba poco más de media hora antes de que cerrara la piscina así que la aproveché.

En la noche nos juntamos en nuestra habitación con nuestro amigo Bruno y cenamos los refuerzos caseros escuchando música. Cerramos la jornada jugando a las cartas hasta la medianoche para luego irnos a dormir. Teníamos tres días para descansar en este lugar, sin actividades programadas, sin paseos, sólo relax.

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