jueves, 19 de julio de 2012

Día 98 – Palacio de Topkapi, Iglesia de Santa Sofía, Cisterna de Yerebatan, Mezquita azul, Hipódromo Bizantino y el Gran Bazar


Por primera vez en lo que va de esta segunda etapa, salimos en hora a los paseos. Tanto fue así que dos chicas que se demoraron quedaron en el hotel y tuvieron que tomar un taxi para encontrarse con nosotros. Como nosotros estamos alojados en la parte moderna de Estambul y nuestros puntos de interés están en la ciudad vieja, nos trasladamos hasta allí en ómnibus. De todos modos, todos están cerquita uno del otro por lo que luego del primero nos trasladábamos al siguiente a pie.

Estambul es una ciudad muy poblada con 15 millones de habitantes. Es también muy antigua, ya que fue fundada por los griegos hace muchísimos años y luego invadida por los romanos bajo el mando del emperador Constantino. Este último la denominó segunda capital de su imperio y nombró a la ciudad como Constantinopla. Tras un largo período de reinado los romanos fueron atacados por los Otomanos quienes tomaron el control de ahí en más. Si bien actualmente no es la capital del país, es la ciudad más habitada e importante desde el punto de vista comercial.

Nuestra primera visita fue al Palacio de Topkapi, uno de los sultanes que tuvo este país. Está ubicado estratégicamente en la ciudad con una vista panorámica muy buena del estrecho de Bósforo y una entrada de agua a la ciudad conocida como “el cuerno de oro”. Es muy grande el predio en donde se encuentra y dentro tiene varias edificaciones, para comer, para dormir, para reunirse y para relajarse. Hicimos una recorrida por todo el lugar y vimos  las joyas de la corona utilizadas en aquel entonces entre las cuales destacan un diamante de 38 quilates impresionante y una daga de oro con cuatro piedras preciosas incrustadas que eran espectaculares. También tuvimos suerte porque justo era el día en que se escenifica una marcha de guerra tal como se hacía originalmente con trompetas y tambores.

Al salir del Palacio caminamos hasta la Iglesia de Santa Sofía a pocos metros. Dicha Iglesia es muy famosa porque fue la primera Iglesia Católica que se construyó en la ciudad ya bajo el poder de los romanos, cuando cambiaron de religión del paganismo al catolicismo. Es la tercera construida con el mismo nombre ya que las dos anteriores fueron destruidas por un terremoto y por guerras. Es muy grande y HERMOSA, creo que la más linda que he visto en mi corta vida. Con la invasión de los Otomanos que eran musulmanes fue convertida en mezquita. Por suerte no tenían la concepción destructora de otras civilizaciones y en lugar de romper los murales o símbolos católicos que tuviera la misma, los taparon, por lo que hoy en día todo se encuentra muy bien conservado. Actualmente no funciona como Iglesia ni como Mezquita, sino que es simplemente un museo o un punto de interés turístico.



Salimos de ahí y nos trasladamos caminando una vez más hasta un lugar conocido como la cisterna de Yerebatan. Si bien el nombre puede resultar confuso y traer a la imaginación una cisterna como la que hay en los baños pero gigante, no es así. Esta cisterna, al igual que las muchas otras que había en la ciudad, fueron construidas por los romanos para como mecanismo de supervivencia. Es que en aquella época recibían muchas invasiones para conquistar la tierra y uno de los métodos para matar a sus rivales era cortando los suministros de agua a la ciudad. Para evitar esto, los romanos construyeron estas “cisternas” que en verdad eran tanques o depósitos ENORMES de agua como respaldo.

Al igual que la Iglesia, hoy en día no cumplen con su cometido, sino que son puntos turísticos. La cisterna de Yerbatan se destaca de las otras porque es muy grande, pero además porque durante su construcción se utilizaron columnas recicladas de otros Templos o edificios por lo que son todas distintas y para nada uniformes. Tal es así que una zona los romanos tuvieron que utilizar en dos oportunidades la cabeza de unas estatuas del antiguo Dios pagano Medusa para complementar las columnas que tenían cuya altura no era suficiente. Hoy en día se puede caminar dentro de la cisterna que fue reacondicionada y llegar hasta las cabezas de medusa. Se sabe que su única función era esa y no fueron utilizadas como símbolo de una diosa porque una está colocada al revés y la otra de costado ya que esos eran los tamaños que precisaban. Muy interesante, je.

Al mediodía nos dieron tiempo libre para almorzar y así lo hicimos. Si bien la oferta gastronómica es muy amplia, terminamos en el viejo y querido Mcdonald’s que al menos tenía un lugar al aire libre muy acogedor donde nos sentamos. Damos fe de que este restaurante es prácticamente igual en todas partes del mundo; lo hemos puesto a prueba.

Tras el almuerzo retomamos con la visita a la Mezquita conocida como La Mezquita Azul. Se le conoce así porque por dentro tiene montones de azulejos pintados a mano entro los cuales predomina ampliamente el color azul. Es un gran templo musulmán visitado por muchos turistas de todas partes del mundo pero que también es usado para ir a rezar. Era muy linda aunque similar a las otras mezquitas que ya hemos visitado. Para no ser menos que las otras, nos hicieron taparnos para poder ingresar; a Ro las piernas y los hombros y a mi solo las piernas.

Al salir caminamos un par de cuadras hasta la zona donde en la época de los romanos se encontraba el hipódromo. Allí se hacían las carreras de caballos que eran la principal atracción para el pueblo. Actualmente sólo quedan tres pilares que se sabe estaban ubicados en el medio de la arena y corrían alrededor de ellos. Todo el resto del predio hoy está tapado por las calles y veredas de la ciudad.
Para terminar los paseos fuimos caminando hasta la zona comercial conocida como el Gran Bazar. Es una edificación ENORME con más de cuatro mil tiendas en donde venden de todo. Con la premisa de regatear antes de comprar, ahí se encuentran miles de turistas cada día ya que es el público al que se apunta. 



Recorrimos gran parte del recinto y compramos algunas cositas aunque no mucho. La mayoría de los artículos se repiten de una tienda a la otra y si bien hay cosas muy lindas, somos conscientes de que todavía nos queda mucho viaje por delante como para complicarnos de manera innecesaria con más objetos.

Volvimos al hotel un par de horas después y fuimos derechito a la habitación para descansar un poco. No lo hice porque para variar me enganché con la computadora y el internet y se me fue todo el tiempo. Al rato volvimos a salir en busca de una rica cena. Había muchísimo movimiento en la calle una vez más, montones de locales abiertos y turistas comprando o cenando. Finalizamos así una larga pero muy agradable jornada por la ciudad de Estambul que es muy agradable.

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