domingo, 9 de septiembre de 2012

Día 150 – Llegada a Venecia


Dejamos temprano el camping y volvimos a la ruta en un día soleado y hermoso. El paisaje acompañaba ya que paseábamos entre hermosas y enormes montañas y atravesamos varios túneles bastante largos dentro de ellas.

Para ese entonces, nuestro destino era la ciudad de Milán, a unas tres horas de distancia. Demoramos unas dos horas o un poco menos en llegar hasta la frontera con Italia y pasar de carreteras relativamente tranquilas a autopistas de cuatro y hasta cinco carriles con cientos de autos rodeándonos.

En ese contexto y haciendo cada vez más calor, por alguna razón mientras Ro estudiaba las atracciones turísticas de Milán, surgió la posibilidad de saltearnos la ciudad y seguir viajando hasta Venecia a donde igualmente iríamos pero un par de días después. Todavía era temprano y yo me sentía bien como para seguir manejando. Milán seguro es una linda ciudad, pero preferimos buscar algo diferente y no volver a ver museos, fuentes, torres e iglesias. El encanto de Venecia es algo diferente y único y esos dos días que ganábamos los podríamos destinar en algún otro lugar más adelante.

Como íbamos a seguir en la ruta, nos detuvimos en un parking para almorzar. Nos preparamos unos ricos sándwiches y marcamos la nueva ruta a seguir la cual implicaba unas tres horas más de viaje, totalizando aproximadamente seis horitas hasta el camping. De ahí en más solo nos detuvimos una vez para ir al baño; el resto lo llevamos como pudimos entre música, conversaciones de la vida y recuerdos del viaje.

A lo largo de la ruta nos encontramos con tres peajes. Los dos primeros no fueron problema y apenas nos cobraros unos dos euros aproximadamente en cada uno. Más adelante sin embargo, pasamos por un control con una máquina que nos dio un ticket el cual suponíamos íbamos a usar más adelante, pero no sabíamos cuándo. Fue así que casi llegando a destino nos encontramos con otro control en donde nos pidieron el papelito y nos daba a pagar casi dieciocho euros. Ese sí dolió bastante pero no teníamos alternativa.

Al llegar a Venecia nos sucedió que una vez más el GPS nos guió hasta un lugar incorrecto. Por suerte en el camino habíamos visto otro cartel de camping y volvimos hasta él para una alternativa. Al llegar nos instalamos con la carpa y dedicamos el resto del día para descansar. Ya era muy tarde como para ir a visitar e igualmente teníamos un día entero para ello.

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