miércoles, 12 de septiembre de 2012

Día 153 – Florencia

Madrugón, baño matinal y desayuno, todo eso precedió a nuestra partida del camping. Para cuando habíamos terminado, justo salía una camioneta que nos llevaba hasta la parada del ómnibus así que la tomamos. Es un servicio gratuito que tiene el camping cada hora y algo. Al llegar compramos los boletos y poco después ya estábamos rumbo a Florencia.

Abandonamos el bus en la última parada de su recorrido, la plaza de San Marco. Ubicada al norte de la ciudad aunque no tan alejada, encontramos nuestro punto de partida. La ubicamos en el mapa para saber a dónde volver por la tarde y comenzamos a caminar.

Nuestro primer destino fue uno de los platos fuertes de la ciudad; ubicado en el centro de la misma y siendo la construcción más bonita y grande de toda la zona, se encuentra el Duomo. ¿Qué es el Duomo? Es una catedral cuyo nombre completo es “Basílica di Santa María del Fiore”. La zona donde se encuentra se conoce como la Plaza del Duomo, la cual incluye a esta gran estructura junto con un “Baptistero” y el campanario de Giotto. ¿Qué es un Baptistero? Ni idea, otro edificio más pequeño sin importancia aparente.

La catedral del Duomo es muy bonita pero lo que resalta y atrae a tantos turistas es el domo o cúpula que tiene en una parte de su techo que es ENORME y la catedral en sí es una de las más grandes del país. En la plaza estaba REPLETO de turistas, algunos sacando fotos al impresionante edificio, otros tantos haciendo cola para entrar y el resto simplemente paseando. Había también varios dibujantes que venden láminas de paisajes o caricaturas que te hacen en el momento si te interesa.

Nosotros seguimos nuestro recorrido viendo varias de las construcciones importantes. Florencia es una ciudad de mucho arte con montones de estatuas. La principal de ellas y a la que se puede ver todos lados en réplicas en miniatura, fotos y postales es el famoso David, hecho por Michelangelo, el mismísimo diseñador del techo de la capilla Sixtina. Muchas de ellas son muy bonitas y es admirable el trabajo que lograban los artistas de aquella época.

Otro de los símbolos de la ciudad es el denominado “Ponte Vecchio”, un puente medieval de piedra antiquísimo que atraviesa el río Arno, el cual adorna a la ciudad atravesándola por uno de sus extremos. Es bastante grande y resalta el hecho de que tiene tiendas a sus costados, manteniendo la costumbre de aquella época. Se cree que aquí se originó el término de “banca rota” ya que cuando un comerciante no era capaz de pagar sus deudas las autoridades, los soldados literalmente rompían la mesa donde exhibía su mercadería, práctica que se llamaba “bancorotto” (mesa rota). Así el comerciante ya no tenía donde desplegar sus artículos y era incapaz de vender.

Una vez del otro lado del río, caminamos hasta el Palacio Pitti al cual no ingresamos porque había que pagar una entrada no muy barata. Ya al mediodía seguimos recorriendo pero ahora buscando un lindo y barato lugar para comer una rica pasta. Encontramos un pequeño restaurante en donde probamos los ñoquis. Infaltable y siendo casi una tradición, de postre tomamos un helado.

El resto de la ciudad se compone de iglesias y catedrales. También hay algunos museos pero no queríamos entrar a ninguno. Nuestro último destino importante y para nosotros la frutilla de la torta, lo más espectacular de esta ciudad que de a poco nos mostró su encanto y belleza, fue la plaza de Michelangelo. Este lugar, un poco apartado del centro, está ubicado a gran altura, lo que le da una vista IMPRESIONANTE de Florencia. Desde allí se puede apreciar la ciudad entera al costado del río con todos sus tejados y el Domo y las torres de las iglesias asomando sobre todos ellos. Era difícil creer que lo que se veía en el horizonte era real y no una imagen proyectada sobre una lámina verde. ¡Era una gran postal!

Florencia es una ciudad muy antigua que tiene como parte de su encanto el hecho de que se ha mantenido “antigua” en cuanto a su arquitectura. Aquí no hay rascacielos, edificios modernos o construcciones altas. Por todo esto, la vista desde arriba es simplemente MARAVILLOSA. Ahí nos quedamos un largo rato contemplando el espectacular paisaje. Como no podía ser de otra manera, en la plaza de Michelangelo hay otra estatua enorme, réplica del David.

Cuando empezó a caer la tarde, nosotros emprendimos la retirada. Caminamos unos cuantos kilómetros de regreso hasta la plaza de San Marco desde donde volvimos en bus al centro de Fiesole. Me había gustado tanto la pizza del día anterior que repetí la cena en el mismo restaurante y Ro probó otra pasta local. Antes que cayera la noche, volvimos caminando hasta el camping.

Así terminamos nuestra aventura por esta segunda ciudad italiana con un balance positivo. Al día siguiente continuaríamos viajando hacia el sur para desembocar en la capital italiana, Roma.

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