viernes, 21 de septiembre de 2012

Día 162 – Castillo de Peyrepertuse


¡Nos quedamos dormidos! Eso nos implicó hacer las cosas bastante más apurados que de costumbre pero bueno. Hicimos el check out y si bien la idea era ir directamente hasta Barcelona, cuando investigué sobre qué ver en el sur de Francia, recomendaban algunos de los castillos de los Templarios, edificaciones medievales que permanecen en mayor o menor medida, en pié.

Yo tenía los nombres anotados y casi todos están de camino hacia España, cercanos a la región de Cataluña. No era un completo desvío visitar al menos alguno de ellos. El GPS nos mostró el camino y decidimos tomarlo para ver algo único y característico de la historia del país. De todos los posibles, visitaríamos el castillo de Peyrepertuse, 50 kilómetros al norte de Perpignan.

Si bien la distancia era relativamente corta, implicó bastante más tiempo del que pensaba porque era muy angosto y repleto de curvas cerradas. Era casi como volver a Noruega, salvando la distancia en los paisajes, claro está. Cruzamos por montones de pequeños pueblitos hasta llegar a Perpignan y luego tomar el camino que deriva en varios castillos diferentes. Poco más de una hora de dos horas después de salir del camping, llegamos hasta el estacionamiento ubicado en lo alto de una colina y a los pies del castillo de Peyrepertuse. Pagamos la entrada de estudiantes para recortar gastos y comenzamos la caminata hasta la cima que dura unos quince minutos.

Ubicado en lo alto de una pequeña montaña, el castillo tiene una gran vista panorámica del valle y gran parte de la región. De esta manera, podían controlar el lugar y tomar las medidas necesarias a tiempo en caso de que el enemigo se acercara por cualquiera de los flancos. No está entero, cosa más que lógica por su antigüedad. No tiene techo pero si gran parte de las murallas que lo envolvían y las torres. Hasta encontramos un lugarcito con un agujero en el suelo que creemos es un baño medieval, je.



Recorrimos la parte baja primero y ya la vista era espectacular, pero fue cuando llegamos al punto más alto cuando realmente nos deleitamos con otra vista que nunca olvidaremos. Hasta se podía ver otro de los castillos en el horizonte, el cual suponemos que también tendría lo suyo pero no podíamos dedicarle tiempo. Nos quedamos ahí un rato admirando el escenario y luego volvimos por el mismo camino hasta el auto. Hacía mucho calor y todavía nos quedaba bastante por avanzar.



De pura casualidad, nos encontramos con un supermercado al cruzar de nuevo por Perpignan, en donde compramos nuestro almuerzo y algunas cosas más. Desde el castillo todavía teníamos tres horas más de viaje, todo por culpa del desvío pero que valió la pena. Volvimos a la autopista y sus peajes y así llegamos finalmente a España, el último país en este viaje increíble, volviendo por fin a nuestra lengua materna que tanto se extrañaba. Nos instalamos en un modesto camping en una ciudad llamada "El Masnou" en las afueras de la ciudad. Ya era tarde como para ir a recorrer, así que descansamos el resto de la tarde y por la noche vimos otra película. Al día siguiente tendríamos mucho por ver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario