viernes, 14 de septiembre de 2012

Día 154 – Llegada a Roma y El Vaticano


Como dice la expresión, “todos los caminos van a Roma” por lo que salimos a la ruta y seguimos cualquier camino esperando el cartel de bienvenida a la capital, je. Mentira, esa opción tal vez hubiera funcionado, pero nosotros nos guiamos siempre por las sugerencias del GPS que nos ayuda y mucho. Nuestro destino era un nuevo camping al cual según los planes, debíamos llegar apenas pasado el mediodía.

Todo salió según lo previsto, paramos solo una vez para volver a cargar combustible que es uno de los gastos más grandes que tenemos y encontramos un nuevo y hermoso peaje, ¡bieeen! El acceso hasta el camping fue muy sencillo y hasta evitamos tenemos que manejar por el centro de la ciudad.

Tras instalar las cosas y dejar todo pronto, todavía era temprano y teníamos fuerzas y ganas suficientes como para aprovechar y ver algo de la ciudad. Justo nos enteramos de que había una camioneta que salía desde el camping hasta el Vaticano y luego nos traía. Dado que la sede mundial del catolicismo era una de las cosas que quería ver, encajaba perfecto en nuestros planes.

El Vaticano es el corazón del catolicismo en el mundo, además de ser la casa del Papa y los Cardenales. Es un territorio independiente aunque está geográficamente ubicado dentro de la ciudad de Roma. No es muy grande pero sí muy visitado, tanto por católicos creyentes que quieren conocer la Basílica de San Pedro o la plaza del mismo nombre, intentar ver al Papa o deleitarse con una de las exhibiciones de arte más importantes del mundo como es la del Museo Vaticano.

¿Dónde encajábamos nosotros en todo esto? No pretendíamos ver el museo ya que nuestro conocimiento sobre arte es casi nulo y consideramos que tuvimos bastante con el Louvre. Me hubiera gustado mucho ver la capilla Sixtina pero más que nada por la pintura de Michelangelo, importante y conocida como es, aquella que dejó su nombre escrito en la historia. No somos católicos practicantes pero sí creyentes, al menos yo. Siempre había querido conocer el Vaticano, estar en la plaza de San Pedro y si era posible entrar en la Basílica.

Para ingresar al Museo Vaticano hay que pagar unos doce euros por persona. El otro problema puede ser la cantidad de gente haciendo cola, pero no era problema en ese día. Después nos enteramos que era porque ya estaban por cerrar, por eso no había mucha gente. Nosotros continuamos hacia la plaza.

La verdad, estando ahí no me pareció tan grande e impactante como cuando se ve por televisión o en imágenes. En su defensa, parte de la fachada está en restauración y eso le quita un poco la belleza. Había bastante gente pero no tanta como esperaba. Reservando con tiempo y pagando la entrada se puede acceder a los jardines también y hasta la cúpula de la Iglesia.

Luego de caminar por la plaza de San Pedro, la cual está hecha en forma totalmente simétrica con un gran obelisco en el centro, intentamos entrar a la Basílica que vale decir es gratuita. Ro no pudo porque según las normas de vestimenta, tenía las piernas descubiertas. Esto nos había pasado ya en casi todas las mezquitas y templos religiosos de Asia. Como era yo el más interesado y no íbamos a volver otro día, entre solo rápidamente para al menos conocerla y sacar algunas fotos.



El lujo desplegado dentro es algo impresionante. La arquitectura es destacable y el estado de conservación todavía más aún. Creo que el material básico utilizado es mármol, pero hay también varias decoraciones con oro y madera. Valió la pena conocerla y me gustó mucho. Hubiera recorrido más si no fuera porque Ro no pudo entrar conmigo.

Con eso terminamos el paseo del día y llegamos justo para tomar la camioneta de nuevo hacia el camping. Allí nos quedamos descansando y preparando el recorrido del día siguiente el cual también tomaríamos con calma. Esta vez haríamos las visitas de la ciudad dividida en dos tardes ya que vamos adelantados con el itinerario.

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