Nos despertamos todavía muy
cansados y con ganas de seguir durmiendo. Extrañamos la cama con un cómodo
colchón y una buena almohada y esto se hace peor porque sabemos que para eso
solo faltan unos pocos días. Nos obligamos a levantarnos para que el día
rindiera y nos aprontamos para volver a la ciudad.
Utilizamos el mismo sistema que el
día anterior para llegar a la plaza y desde allí tomar un bus que nos dejaría
en el Parque Guell. Mientras buscábamos la parada paseamos por los puestos de
la feria del libro que justo se estaba desarrollando en los alrededores,
ojeando las ofertas pero sin encontrar nada interesante.
El Parque Guell es muy popular
entre los turistas pero no entendimos bien por qué. Es muy grande y antiguo,
creado por Antonio Gaudí, al igual que la casa de forma extraña que habíamos
visitado el día anterior, entre los años 1900 y 1914. Su encanto, su
particularidad son los diseños caprichosos y la cantidad de colores utilizados
para decorarlos.
Hicimos un recorrido bastante
completo de la zona en donde los ciudadanos van a relajarse, llevan a los niños
a jugar o van a pasear, pero la mayor concentración de gente se encontraba en
una gran explanada sostenida por montones de pilares enormes que derivan a la
entrada principal del parque con dos casas de diseño divertido y un símbolo del
lugar e incluso de la ciudad, la salamandra multicolor.
Tuvimos que esperar y nos llevó varios
intentos fallidos para lograr una foto bastante clara de la misma, pero lo
logramos. Almorzamos en ese mismo lugar como para cumplir con eso y luego poder
seguir paseando. Hay muchos senderos para caminar por todo el predio y seguir
subiendo por la colina. Por uno de ellos llegamos hasta una zona muy alta, un
pico conocido como las tres cruces desde donde hay una gran vista panorámica de
toda la ciudad.
Sin colmar nuestras expectativas,
abandonamos el parque para volver hasta plaza Catalunia en donde había un
festival de algo y por ende mucha gente. Caminamos por los alrededores una
última vez pero regresamos temprano al camping para acomodar nuestras cosas y
aprontar las valijas para el viaje en avión camino a casa. Una vez que
terminamos aprontamos la cena y nos acostamos para pasar una de las últimas
noches durmiendo en carpa.
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