Dejamos atrás Venecia como tantas
otras ciudades para continuar con nuestro viaje. Teníamos por delante unas tres
horas más de viaje hasta la ciudad de Florencia, también conocida como Firenze.
El viaje nos ocupó toda la mañana
y no tuvo grandes emociones salvo por otro hermoso peaje. Aviso para quienes
circulen por las carreteras de Italia, hay peajes en la entrada a cada ciudad y
a veces más de uno. Nosotros como no queríamos pagarlo, esquivamos la barrera y
huimos a toda velocidad perseguidos por la policía; no pudieron capturarnos
gracias a mi habilidad al volante y logramos escaparnos. Obviamente que esto es
mentira, je. Nos dolió unos dieciocho euros más que pagamos calladitos
como buenos turistas que somos.
Antes de partir del camping en
donde estábamos, habíamos investigado un poco las alternativas de camping.
Encontramos un par pero sugerían no usar el GPS y tenían varias direcciones.
Esto parecía bastante confuso y nos decidimos por el que parecía más fácil de
encontrar. Teníamos que poner el nombre de la calle como destino y buscar las
pistas escondidas para encontrarlo.
Fue de este modo, que terminamos
en un pequeño pueblito llamado Fiesole, muy cercano a la ciudad de Florencia,
ambos pertenecientes al hermoso y conocido distrito de Toscana. Muy cerca
nuestro está también la ciudad de Pisa, la cual visitaremos cuando volvamos de
Roma. Esto pequeño pueblo italiano, está ubicado en lo alto de una gran colina,
teniendo como resultado una gran vista panorámica de Florencia y toda la zona.
Tiene calles muy pequeñas por donde A PENAS circulan dos autos que vienen en
sentido contrario y el camping no tuvo mejor idea que instalarse prácticamente
en lo que debe ser la cima de la colina.
Logramos encontrar la calle y
empezamos a buscar las pistas del camping. Un pequeño cartel que indicaba ir
hacia la derecha o la izquierda, curvas, grandes subidas y autos de frente pero
finalmente lo conseguimos. Para todo el trabajo que nos dio y lo que cuesta, no
es ni cerca uno de los mejores campings en que hemos estado, no lo recomiendo.
Igualmente nos quedamos para encontrarnos así con el siguiente problema. El
suelo era muy duro y estaba lleno de piedras por lo que tuvimos que hacer una
inspección geológica importante para lograr instalar la carpa. También lo
logramos, ¡qué bien nosotros!
Cuando terminamos todos los
preparativos, ya era media tarde. Para ir a Florencia debíamos caminar cerca de
un kilómetro y medio (bajado a la ida por lo que SUBIDA a la vuelta) y desde la
plaza del centro de Fieselo tomar un bus que nos dejaría en el centro de
Firenze. Ya era tarde para eso, así que preferimos recorrer el pequeño pueblo
donde nos estábamos quedando.
Caminamos hasta la plaza principal
desde donde tomaríamos el bus al día siguiente y luego hacia varias
direcciones. No encontramos NADA. Hay una iglesia y un jardín público pero casi
nada más, o al menos no lo vimos. De todas maneras, nos quedamos en un hermoso
restaurante frente a la plaza con una gran vista panorámica de Florencia en
donde probamos la verdadera pizza italiana. ¡RICASA! Y se ganó cada una de las
letras de la palabra.
Con la panza llena emprendimos la
retirada hacia el camping cosa que fue trabajosa y no muy agradable por estar
todo oscuro y no muy bien iluminado. Por suerte llegamos sanos y salvos prontos
para dar el día por terminado y acostarnos a dormir tempranito y recuperarnos
para la caminata del día siguiente.
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