lunes, 24 de septiembre de 2012

Día 165 – Gandía


Al levantarnos y desarmar la carpa recién logramos dejar todo bastante acomodado. Pagamos el camping y partimos hacia la pequeña ciudad de Gandía, ubicada al sur de Valencia, en donde vive la amiga de Ro junto a su familia. Nunca habíamos escuchando de ese pequeño lugar del cual nos separaban unas cuatro horas de viaje.

La ruta fue casi exclusiva para nosotros, pocos autos nos acompañaron en el trayecto. Lo que no faltó para variar fueron los dolorosos peajes que totalizaron unos cuarenta euros más. Completamos el viaje en tres tramos hasta que finalmente ingresamos en el centro de Gandía y desde ahí directo a la casa donde nos quedaríamos unos días.

Nos recibieron muy bien y nos hicieron sentir cómodos desde el primer instante. Conversamos durante horas sobre el viaje y la vida en este lugar encantador que me supo cautivar. Digo esto porque en esta comunidad sumergida hoy en crisis como el resto del país, supo albergar a más de 3000 uruguayos, algo ideal como para sentirse más cerca de casa.

Hay pizzería uruguaya, lugares para comer chivitos y hasta venden dulce de leche o yerba. El mate no es algo raro o sospechoso y nuestra gente es querida por los españoles, siendo los bolivianos, peruanos, ecuatorianos y demás los que ellos denominan “sudacas”.

Esta pequeña ciudad de menos de cien mil habitantes es también un balneario turístico que duplica su población en verano, cuando es temporada alta, por sus muy buenas playas que dan al mediterráneo.
Nos instalamos en el apartamento en donde ellos viven con sus dos hijas y en donde también se estaban quedando el cuñado de ella con su marido e hijas. Qué lindo fue compartir experiencias y aprender tanto de la vida por estos lares, contado por uruguayos mismos que conocen las realidades y diferencias de ambos países.

De todos modos, la crisis ha afectado muchísimo a esta región en donde encontramos gente revolviendo la basura de los contenedores, muchísimas casas, apartamentos y cocheras a la venta. Casi todos los uruguayos ya se han ido al punto que ahora quedan solo unos 700. No se consigue trabajo por lo que vuelven a su país para al menos estar cerca de los suyos.

Cenamos milanesas con arroz, comida bien nuestra, mientras continuábamos charlando de esto y aquello. Nos acostamos muy tarde, cosa que no estábamos acostumbrados desde hacía ya mucho tiempo. Es que pasamos tan bien que la noche se fue estirando. Al día siguiente recorreríamos algo de este pequeño lugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario