Nos levantamos tan tarde que
llegamos a dos minutos de perdernos el desayuno. Igualmente nos dejaron entrar
al restaurante del hotel pero ya quedaba muy poca cosa. Comimos lo que pudimos.
El día estaba nublado y poco
después se largó a llover, por lo que nuestros planes de paseo estaban
arruinados. Un poco de tele, música e internet para matar el tiempo y
averiguaciones para alternativas bajo techo.
Finalmente, nos recomendaron
visitar un mercado de outlets de empresas internacionales como Nike, Adidas,
Reebok, Polo, Lacoste, entre otras, que
se encuentra a 40 minutos del hotel en taxi y hasta allá nos fuimos. Sabíamos
que no iba a ser tan barato como el mercado de China o algún otro que ya hemos
visitado porque esta vez no eran imitaciones, pero no teníamos nada más para
hacer.
Recorrimos todo el predio que es
bastante grande y compramos algunas cositas. No todo valía la pena, pero
siempre el que busca encuentra. Tuvimos que negociar el precio del taxi para
volver porque siempre se piensan que somos europeos o giles y nos quieren cobrar
un disparate, pero no tuvimos problemas.
El conductor estaba desesperado por
aumentar la tarifa por lo que nos ofrecía llevarnos a todo tipo de lugares: a
otro mercado, a una casa de masajes tailandeses, a ver al gran buda que se
encuentra en la cima de una montaña, e insistía e insistía.
Finalmente llegamos al hotel y
compramos algunas cositas para hacer una merienda/cena y con eso tirar hasta el
día siguiente. Con Ro jugamos un par de partidos de ping-pong en la sala de
juegos del hotel y después fuimos a la habitación para aprontar las cosas para
un nuevo viaje. Al día siguiente partiríamos en ferry rumbo a Phi-Phi.
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