Dicho y hecho, sonó
el despertador y pareció que recién nos habíamos acostado. Igual nos levantamos
como unos campeones y marchamos hasta el restaurante para un desayuno
reponedor. Después de eso viajamos hasta la ciudad de Amber, también conocido
como el “Amber fort”.
Hicimos parte del
trayecto en ómnibus y luego completamos el resto hasta la entrada al fuerte en
jeeps. El lugar constituye uno de los principales centros turísticos de la
ciudad pero también de lo que se conoce como el triángulo dorado que está
formado por las tres ciudades que nosotros visitamos, Delhi, Agra y Jaipur. Fue
construido en la cima de una colina para tener una vista panorámica excepcional
de la zona y poder vigilar así las potenciales invasiones enemigas.
Recorrimos todo el
predio mientras los guías nos explicaban las historias detrás de estos lugares
antiquísimos pero todavía increíbles. Volvimos a ver elefantes utilizados como
medio de transporte cosa que me trajo muy lindos recuerdos de Nepal. El fuerte
en sí es muy lindo, tiene combinaciones arquitectónicas de varias culturas y
fueron realizadas con lujo de detalles.
Más tarde visitamos
un antiguo observatorio construido en el siglo XVII que era utilizado para varias
precisiones astrológicas. Hay varios en todo el territorio de India y nosotros
en particular habíamos pasado por uno en nuestra visita al Río Ganges en
Varanasi. Hay muchísimos instrumentos antiquísimos, grandes y pesados que
medían con muchísima precisión la hora del día o la ubicación de los astros para
determinar los signos del horóscopo. En particular, hay un reloj solar enorme
que permite conocer la hora del día (considerado por ellos entre las 6 am y las
6 pm) con una precisión de dos segundos.
Finalmente recorrimos
el predio en donde está el palacio de la ciudad en donde hay un museo que
contiene una gran colección de antigüedades de los antiguos Mahrajás (que eran
algo así como los reyes), ropa típica, armas utilizadas en las batallas y para variar
el recorrido terminaba en una sala donde vendían pinturas, telas y diversas
artesanías. Al costado del palacio de la ciudad se encuentra la residencia real
a la que no podíamos acceder pero vimos la entrada custodiada por cañones (en
forma decorativa).
Tras todo esto ya
eran cerca de las dos de la tarde, había cerca de 40 grados y nosotros
estábamos muy cansados por las pocas horas de sueño en la noche anterior, con
hambre y muchísima sed. Volvimos al hotel aunque algunos se fueron a los
mercados en busca de telas que comprar para mandar a Uruguay y luego hacerse
vestidos.
Almorzamos en el
restaurante del hotel y después sí Ro se fue en busca de la tan necesaria
siesta mientras yo bajaba las fotos para ponerme al día con el blog. Cuando ya
no aguanté más el calor abandoné todo y me fui nuevamente a la enorme piscina
del hotel hasta que tuve que volver para bañarme e ir a cenar.
Después de eso sí caí
rendido, agotado, intentando conciliar tantas horas de sueño como fuera posible
ya que al día siguiente viajaríamos otra vez unas cuantas horas para volver a
Delhi.
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