martes, 26 de junio de 2012

Día 74 – Río Ganges, Templo de mármol de Shiva y viaje a Delhi


Nos despertamos a las 4 am para comenzar nuestro paseo por la ciudad de Varanasi tal como lo hacen los hindúes (practicantes del hinduismo). No todos ellos pero sí muchos se levantan a esa hora y caminan hasta el Río Ganges para darse un baño que lava sus pecados y luego vuelven a sus casas para prepararse antes de ir a trabajar.

Varanasi es la ciudad más espiritual e importante para los hinduistas y aparte de los peregrinos que vienen de todas partes del país para bañarse en él, muchos vienen cuando ya son mayores para cumplir con la última etapa de sus vidas, desprenderse de las cosas materiales y se preparan para morir. Morir en Varanasi es buena suerte para los practicantes de esta religión. Una de las razones por la que se bañan en este Río es porque como nace en el Himalaya y fluye por zonas con muchas plantas que tienen propiedades curativas.

Los hindúes creen en la reencarnación, la cual puede variar en ochenta y cuatro mil posibilidades diferentes que van desde los insectos hasta los humanos. Para esto influye mucho el Karma de cada persona y según qué tan bueno o malo uno haya sido en una vida pasada, la suerte o desgracia que tiene en la presente; es el Karma que arrastra. En la vida humana es cuando uno debe trascender, lograr la salvación que le permitirá alcanzar el paraíso o Nirvana y evitar la reencarnación en otra nueva vida.

De todos modos, el Río Ganges es mucho más que sólo un lugar para bañar sus pecados y lavar la ropa. A las orillas del mismo, en un lugar establecido se encuentran crematorios, donde durante las 24 horas del día se están cremando cuerpos cuyas cenizas luego son echadas al Ganges. Hay dos tipos de cremaciones, las tradicionales con fuego o las eléctricas. Las primeras son mucho más costosas y son iniciadas por el hijo mayor de la familia que para la ocasión debe afeitarse tanto barba como cabeza y de igual modo todos los hombres que acudan al funeral. A la ceremonia de cremación no pueden acudir las mujeres para que sea menos emocional ya que se consideran más fuertes. Los diez días siguientes son de luto y en el doceavo día se hace una ceremonia en la casa de los familiares donde se invita a los sacerdotes y amigos. Todo esto hace que cada fallecimiento sea casi tan costoso como un casamiento.

Una particularidad del proceso es que la llama con la que se inicia el fuego se obtiene de otra llama que según la historia es muy antigua y fue entregada por el Dios Shiva directamente a una persona en ese mismo lugar. Desde entonces la llama se ha mantenido encendida y su custodia es responsabilidad de la familia de ese hombre y pasa de generación en generación. A cambio ellos pueden exigir lo que a su criterio crean equivalente para compartirla, desde cien rupias hasta una casa.

Estuvimos a metros de la zona de cremaciones en donde se estaban desarrollando al momento tres diferentes procesos en simultáneo. La intención atrás de la madrugada tan temprano era poder apreciar a las personas que caminan hasta el Río para comenzar su jornada, ver cuando se bañan en el mismo y desde un mirador poder observar el amanecer en el horizonte. Esto último no pudimos lograrlo porque estaba bastante nublado e incluso llovía de a ratos, pero sí hicimos todo lo demás.



Subimos a unos botes de madera para veinte personas impulsados por un remero y paseamos por el Río Ganges desde la zona de las cremaciones hasta pasados los últimos Ghats (o zonas con escalinatas) en donde la gente se baña. Es realmente impactante ver como la gente se sumerge, nada y hasta toma el agua de ese río tan sucio y contaminado. No vimos tantos indios como se puede ver en días festivos pero en esos casos simplemente es lo mismo pero multiplicado por mil.



Luego caminamos hasta los buses para trasladarnos hasta una universidad en donde hay un Templo para Shiva y finalmente a otro Templo en donde hay una construcción bastante grande del mapa geográfico del país hecho en mármol blanco, muy bonito.

Tras todo esto recién eran casi las 8 am y volvimos al hotel para desayunar. Muertos de sueño nos dejaron dormir un par de horas hasta el mediodía, bajar las valijas y marcharnos hasta el aeropuerto para un nuevo vuelo hasta la ciudad de Delhi, capital del país. El vuelo estuvo movidito e incluso se retrasó su salida, por lo que llegamos al hotel casi por la noche. El lugar es divino porque está ubicado en una zona muy cara y está lejos de reflejar la realidad en la que viven los indios.

El hotel era de puro lujo, sin lugar a dudas el mejor en el que nos hemos alojado hasta ahora. Parece un edificio más que un hotel, compuesto por veinte pisos, piscina, gimnasio y todo tipo de extravagancias. Nos sirvieron una cena internacional bastante rica y luego nos fuimos a disfrutar de las comodidades de la habitación antes de dormirnos para partir al día siguiente, esta vez en ómnibus, hasta la ciudad de Agra en donde se encuentra el famoso Taj Mahal.

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