El total de compañeros que
conformamos el grupo “B”, cerca de ciento veinte personas, fue dividido en tres
sub grupos para hacer el viaje a Nepal. Nosotros por suerte estábamos en el
mejor, ya que partimos temprano desde Tailandia e hicimos un vuelo directo y
sin escalas para arribar al mediodía a Kathmandú y disponer de la tarde libre
para pasear. Un segundo sub grupo salió más tarde por lo que llegaron casi al
anochecer y el último hacía escala en Hong Kong y llegó al hotel casi a media
noche; estuvieron cerca de doce horas dando vueltas en avión.
Como regalo de bienvenida nos
entregaron un pañuelo típico que es tradicional del país. Nos recibieron muy
amablemente en el hotel, tomamos un jugo de cortesía, nos pintaron un “tercer
ojo” en la frente tal como usan ellos por motivo religioso (creo) y filmaron
nuestra llegada. El hotel es grande y tiene un patio interno hermoso con mesas
donde sirven las comidas. Nosotros estamos en el quinto piso, la habitación
está bien equipada aunque a veces la heladera o el aire no funcionan del todo
bien ya que en Nepal tienen problemas con el abastecimiento de energía y
dependen en muchas oportunidades de los generadores.
Luego de dejar nuestras cosas
partimos en grupo para recorrer la zona y buscar un lugar para almorzar.
Terminamos en un “Pizza Hut” donde habíamos estado ya en Hong Kong y habíamos
comido la mejor pizza hasta ahora. Aquí no fueron menos y nos sirvieron otra
exquisitez tal como necesitábamos. Paseamos un poco por el centro, recorrimos
los mercados de chucherías para tener una buena idea precios y oportunidades y
luego volvimos al hotel.
Hasta ahora, podemos decir que
Nepal ha sido el país que más impacto cultural nos ha dejado por la realidad en
la que viven. La ciudad en sí es muy sucia, hay ríos donde tiran basura o
incluso animales muertos y donde el olor es INSOPORTABLE. Las construcciones
son MUY humildes y precarias, hay muchísima gente en las calles pidiendo
dinero, niños sobre todo, el aire es sucio y con tierra del pedregullo de los
caminos o los escombros de viejos edificios.
El tránsito es RECONTRA
desorganizado y para cruzar la calle hay que tirarse ya que los peatones no
tienen preferencia de ningún tipo y te llenan de bocinazos mientras te pasan
rozando por los costados. Una curiosidad del lugar es que hay cebras (aunque
son de adorno parece) para cruzar las esquinas en diagonal. Igualmente es más
un peligro que un atajo porque entre motos, autos y bicis que vienen de todas
las direcciones, es todo un logro llegar entero al otro lado.
Las camionetas van tan llenas de
gente que algunos tienen que sacar el cuerpo por la ventana porque de otro modo
no entran, y los ómnibus van tan cargados que algunas personas viajan sentados
en el techo. ABUNDAN los Suzuki Maruti y se usan mucho como taxi. La gente nos
mira MUCHO y sin disimulo como si fuéramos de otro planeta lo cual no molesta
al principio pero termina cansando un poco.
Por la noche volvimos al hotel
donde nos sirvieron la cena en el jardín con una decoración muy bonita y el
gerente nos dio la bienvenida oficial, nos contó un poco sobre la realidad del
país y nos regaló una bolsa con folletos turísticos para que conociéramos mejor
a su tierra querida. Un muy lindo gesto de su parte.
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