jueves, 14 de junio de 2012

Día 63 – Museo del paso del infierno y tren de la muerte


Nuestro último día en el río Kwai comenzó tempranito y con un desayuno idéntico al del día anterior. Tras hacer el check-out volvimos a tomar las lanchitas por última vez y nos dejaron en donde nos esperaban los ómnibus de la agencia.

Nuestra primera parada fue en el museo del paso del infierno o “Hellfire pass” por su nombre en inglés. Este lugar se construyó para recordar y honrar a todas las personas inocentes que sufrieron y murieron en la Segunda Guerra Mundial en lo después se conocería como “El Tren de la Muerte”.

En 1941, cuando Japón hizo su ingreso en la Segunda Guerra tras bombardear el puerto de Pearl Harbor en Hawaii, invadió gran parte de Asia en su lucha contra los Aliados. Dado que tenía que abastecer a sus tropas y el único medio que tenía hasta entonces eran los barcos, cuando tomaron la zona de Burma, Tailandia y Malasia decidieron construir una ruta de ferrocarril que conectaría toda esta zona en un trayecto de más de cuatrocientos kilómetros. Para dicha obra utilizaron a más de 60.000 prisioneros de los Aliados y posteriormente a más de 200.000 ciudadanos asiáticos con un objetivo que parecía imposible ya que el tiempo pretendido para la obra era de 20 meses.

Lograron hacerlo, pero para ellos muchísimas personas fueron torturadas y llevadas hasta el límite de lo que un ser humano puede soportar. Las fotos son estremecedoras. Trabajando turnos de 15 o 16 horas en un principio y luego hasta 24 horas sin parar, bajo una dieta de arroz y vegetales servidos dos veces al día y utilizando casi ninguna herramienta tuvieron que abrir camino por entre las montañas y trabajar para sus enemigos.

Los prisioneros estaban totalmente incomunicados del resto del mundo aunque cuando podían alguno pasaba escondido una radio desde Singapur para tener noticias de cómo iba la guerra y rezar por una victoria de los Aliados que pusiera fin a su miseria. Si los descubrían eran torturados y matados, que no era muy diferente a los que les pasaba si intentaban sabotear la construcción o si los japoneses no consideraban que se estaban esforzando en su labor.

Los datos presentados son obviamente estimados, pero son muchísimas las personas que murieron en esta construcción, producto del cansancio, las torturas, la desnutrición o incluso enfermedades contraídas y mal tratadas. El nombre del paso del infierno proviene de que por la noche cuando ya no había luz del sol, los hacía continuar trabajando con iluminación que proporcionaban fuegos o faroles. El tren se conoce como “Tren de la muerte” por la cantidad de personas que murieron en el proceso. Se estima que un trabajo similar, que realizado casi sin herramientas en su entonces llevó unos veinte meses, hoy en día, con la tecnología de avanzada, implicaría aproximadamente unos dos años.

Caminamos por parte del trayecto donde hace muchos años circulara el tren, vimos parte de las vías y algunos durmientes originales que permanecen casi intactos. La historia es espeluznante y me dio una sensación similar a la sentida en el museo de la guerra de Vietnam. Es increíble que caminamos por un lugar donde se llevaba a cabo tanto sufrimiento y dolor hace tan solo setenta años.

Luego de esto volvimos al ómnibus para ir a almorzar. Comimos con vista al río Kwai y después tomamos el tren que circula por parte del recorrido original que se continúa utilizando. De los más de cuatrocientos kilómetros, unos ciento y algo son hoy en día propiedad de Tailandia que utiliza en tren. Viajamos cerca de dos horas en un tren muy modesto para llegar finalmente al puente sobre el Río Kwai donde habíamos estado un par de días atrás.

Tras todo esto, volvimos al ómnibus y viajamos durante tres horas más para regresar a Bangkok y al hotel donde ya nos habíamos alojado para disfrutar de nuestros últimos días en este país. De ahí a descansar, comer algo y volver a disfrutar de las comodidades de la tecnología. Igualmente fue una GRAN experiencia.

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