sábado, 23 de junio de 2012

Día 72 – Patan


Comenzamos la jornada a media mañana, esta vez no tuvimos que madrugar. Teníamos programado un recorrido por la ciudad de Patan, a pocos minutos del hotel en ómnibus. Dicha ciudad es la más antigua del distrito de Kathmandú  y nuestro recorrido incluía la Plaza Durbar, el Templo de Krishna Mandir, el Templo dorado de Hiranya Varna Mahavira, el Templo de Min Nath y la Stupa Ashoka.

No es muy difícil imaginar que es prácticamente imposible retener estos nombres para luego asociarlos a su foto correspondiente, y además que cuando uno lo lee desde el itinerario parece que son lugares diferentes y distantes, pero no es así.

Dado que el ómnibus no podía acercarse demasiado porque las calles son bastante angostas y en el poco espacio que hay transitan vehículos en ambos sentidos, estacionan sobre todo motos a los costados de la calle y como no hay veredas, entre todo ese enjambre de cosas deben moverse los peatones, completamos el recorrido a pie.

Nuestra primer parada fue la plaza de Durbar y desde ahí seguimos hasta otra plaza donde en pocos metros cuadrados había muchísimos templos y construcciones típicas. Algo a destacar y que me llamó mucho la atención de Nepal, es que aquí no hacen solo una construcción importante, sea un templo o una Stupa en el centro de una plaza, sino que hay montones desperdigados por doquier. Sin orden aparente y casi que amontonado, podíamos ver desde un mismo punto al menos cinco o seis construcciones diferentes de distintas épocas y estilos.

Recorrimos la zona aunque como la arquitectura no es nuestro fuerte, nos sobró el tiempo que nos asignaron. Lo que más cautivó nuestra atención es que cerca de la plaza hay una escalera que desciende hasta tres vertientes de agua. Dicha agua viene directamente de las montañas por lo que como el agua potable escasea por estos lares, las mujeres van hasta ahí con bidones y recipientes a juntar agua y a veces a bañarse o al menos lavarse.

Pasado el mediodía volvimos al hotel donde almorzamos y luego teníamos la tarde libre. En su mayor parte aproveché para jugar al ping-pong en la sala de juegos del hotel. El resto del tiempo lo ocupamos conversando o simplemente pasando el rato, cosa que también nos gusta. Fuimos a buscar la ropa que habíamos dejado el día anterior y cuya limpieza es cuestionable, pero bueno.

A las siete nos sirvieron café y té con galletitas en el hotel con motivo de despedida y poco más tarde tuvimos la cena donde el gerente volvió a agradecernos nuestra estadía remarcando lo importante que es el turismo para Nepal. “Cada turista que viene ayuda a nueve nepalíes…” por lo que nuestra visita ciertamente causa impacto ya que somos 350 personas. Hasta nos hicieron una torta de agradecimiento dándonos sin lugar a dudas el mejor trato de todos los hoteles donde nos hemos alojado hasta ahora.

Por la noche nos volvimos a juntar, otro poco de charla y cartas antes de irnos a dormir. Armamos las valijas y dejamos todo pronto para viajar al día siguiente a nuestro nuevo destino, India.


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