Terminaron las vacaciones. Una vez
más nos despertaron a las seis de la mañana para dejar las valijas y desayunar
algo antes de tomar el ferry de regreso a Phuket.
El viaje en barco fue una verdadera
TORTURA. Si bien habíamos tomado un remedio para el mareo, era tanto lo que se
balanceaba producto de las olas que nos sentimos inmediatamente mal. Ro se pasó
la hora y pico largo que duró vomitando y yo aguanté pero estuve al límite todo
el trayecto. Igualmente el malestar me duró varias horas incluso después de
habernos bajado. A los barcos no los vamos a extrañar NADA.
Ya de vuelta en Phuket nos estaba
esperando una camioneta que nos llevó hasta un shopping para que almorzáramos.
Comimos lo que pudimos con el asco todavía en el estómago y luego nos llevaron
hasta el aeropuerto para esperar al vuelo con destino a Bangkok.
Los trámites fueron sin problemas
pero el vuelo se retrasó un poco y con ello nuestra espera. Finalmente pudimos
subir al avión donde dormí desde que despegamos hasta que aterrizamos de
corrido y con eso recién se alivió un poco mi mareo.
Ya comenzando la noche llegamos al
hotel donde estaremos dos noches y luego iremos hasta la zona del río Kwai para
alojarnos en un hotel flotante en donde nos desconectamos del mundo por tres
días y dos noches. Ni que hablar que no habrá internet; directamente no hay
electricidad.
Salimos a recorrer la zona y a
buscar algo para cenar. Para variar terminamos en un McDonald´s, extrañando la
rica comida de Phi-Phi. Así se fue un día de mucho viaje en varios medios de
transporte, largo, cansador y aburrido.
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