Pareció mentira despertarse y no
sentir el ruido del viento o la lluvia proveniente desde afuera. ¡Estaba
soleado! O al menos bastante más de lo que había estado hasta ahora.
Nos levantamos tarde y nos
encontramos con que nuestros amigos se iban a hacer el tour que nosotros
habíamos abandonado y ellos no habían hecho en su momento. Nos quedamos solitos
en el hotel y era nuestra última jornada de vacaciones, así que decidimos
tomarlo con mucha calma y hacer un poco de todo. Yo quería hacer el resto del
tour que tenía pendiente pero a Ro no le interesaba volver a un barco y solo no
me quise ir. Por lo que me contaron después, no me perdí de nada.
Perdimos gran parte de la mañana
entre el desayuno y las averiguaciones de los tours que al final no hice. Casi
al mediodía decidimos cumplir con una cuenta pendiente y alquilamos un kayak
para pasear por la bahía. Estuvo muy entretenido y fue un sano y cansador
ejercicio. Avanzamos bastante hacia el mar hasta que el viento nos forzó a dar
la vuelta y movernos en paralelo a la costa. Una hora de remo al sol y luego a
la piscina.
Por la tarde volvimos al
restaurante del centro donde tantas veces nos partimos la boca esta semana y
disfrutamos de un exquisito almuerzo. Yo comí macarrones con salsa de carne y
queso que eran una delicia y Ro probó los ñoquis de tres quesos. Todo
acompañado con licuado de frutilla. La verdad que pese al mal tiempo fueron
unas vacaciones para el estómago; que lindo poder sentarse en un
restaurante y pedir cualquier comida sin
tener miedo a que sea picante o algo dentro de lo que se caracteriza como
incomible. Vamos a extrañar este lujito.
Rato después caminamos por el
centro una última vez y fuimos hasta la playa. No era la gran cosa pero estaba
cerca del hotel y nos sirvió para sacarnos el calor. Cuando nos aburrimos
volvimos a la piscina que estaba solo a unos metros de distancia hasta quedar
pasados por agua.
Por la noche volvimos al
restaurante donde habíamos quedado de encontrarnos con el resto de los
compañeros para la última cena de despedida ya que nos iríamos al día
siguiente. Me despedí de las milanesas con puré, probablemente hasta volver a
casa dentro de varios meses. Conversamos durante un largo rato y como frutilla
de la torta decidimos volver a los boliches de la playa.
Cuando llegamos estaban haciendo un
show con fuego que estaba muy bueno el cual duró largo rato. Bailamos hasta
pasada la medianoche y decidimos volver a dormir un poco ya que tendríamos que
despertarnos muy temprano la mañana siguiente. Estuvo MUY divertido y fue la
despedida perfecta. Nos quedaron solo un par de horas para descansar y
recuperarnos.
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