jueves, 21 de junio de 2012

Día 70 – Trekking, Devi´s fall y la caverna


Nos despertamos en plena noche, nos vestimos y partimos en el ómnibus en busca de un amanecer único. Viajamos cerca de media hora hasta llegar a la base de la colina y luego ascendimos a pie por un camino que tiene en parte escalones y en parte solo piedras.

La aventura fue mucho menos rústica de lo que yo quería y pensaba. Cuando nos dijeron para hacer trekking en la montaña, yo imaginé precisamente algo que involucraba una montaña. Al fin de cuentas, subimos por una escalera con mucha pendiente hasta la cima de un cerro que tiene un total de 1592 metros de altura. No sé exactamente cuánto de eso lo subimos a pie, pero seguramente no fue más de 200 metros.

Para nuestra mala fortuna, la mañana estaba muy nublada y la visibilidad era muy mala, por lo que pese a nuestro esfuerzo por llegar a la cima a tiempo, no pudimos ver ni el amanecer ni los picos nevados. Apenas parte de algunas de las montañas y muchas muchas nubes. Además, por primera vez en bastante tiempo volvimos a pasar frío, mucho frío.

Triste y frustrado por la mala fortuna descendimos de nuevo hasta el ómnibus y volvimos al hotel a desayunar. Exhaustos por la madrugada volvimos a la habitación para dormir todo lo posible antes de volver a los paseos cerca del mediodía. Nos dormimos casi instantáneamente.

Nos quedaban dos paseos más en nuestro itinerario, una cascada llamada Devi´s fall y una cueva. La cascada se llama así según nos dijeron porque una mujer llamada Devi se cayó en ella intentando sacarse una fotografía en su luna de miel hace muchos años y falleció. Supongo que en su honor llamaron así a la cascada que no era la gran cosa, al menos a mi criterio.

La cueva fue todavía más decepcionante. Tal vez porque es imposible no compararla con la que visitamos en la bahía de Halong, pero bueno. Ya en tiempo libre nos dejaron en la zona del lago para que almorzáramos y recorriéramos a gusto. Así lo hicimos y tras una rica comida en un restaurante de comida italiana, paseamos por las tiendas en donde me compré una campera muy bonita con el asesoramiento correspondiente de Ro que cuya opinión es definitoria.

Volvimos al hotel para aprovechar un rato la piscina y por la noche cenamos una vez más en el muy lindo restaurante del hotel. Tras conversar un rato volvimos a la habitación a preparar la valija ya que al día siguiente volveríamos a Kathmandú pero esta vez en avión, así nos evitamos el ómnibus. Aunque tuvimos que pagar unos cuantos dólares extra cada uno, cambiamos un viaje de siete horas por otro de poco más de veinte minutos, je.

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